sábado, 5 de enero de 2008

Memorias de mis putas tristes dolencias.



Escrita por un hipocondríaco incomprendido.

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No crean que se trata de un plagio a la última obra de García Márquez, sino que consideré que el título era cabal para describir mis dolencias, que por sus características eran consideradas como tristes y lo de putas, por el hecho que como lo veremos más adelante, son realmente putas para este personaje, un capricorniano del 49 y no el noventón que se ufanaba de sus locos amores con la adolescente virgen Delgadina.

Habían pasado más de tres años consultando a los mejores y renombrados médicos del país y otros a los que visitaba gracias a los viajes que realizaba al exterior por motivos de trabajo. Estaba desesperado, ya que aparte de mis dolencias y achaques propios de mi vejez, mi familia, mis amigos y sobre todo mi dulce y tierna Bruja, -llamada así, porque siempre me anda prediciendo las cosas que me van a pasar- ya no me aguantaba más, por el hecho de que consideraba que mis supuestas dolencias eran un invento para jorobarle su vida.

La Bruja a diario me repetía ¡la paciencia tiene límites, mas aún cuando te estas gastando un ojo de la cara en las consultas del Metropolitano. ¡A esta situación hay que ponerle un punto final!, concluía cada vez que se refería a mis dolores imaginarios. Sin embargo me decía: “Bueno, hijito, ya te has hecho miles de exámenes de laboratorio abusando de Juan Carlos; resonancias magnéticas, radiografías y ecos a millar y no se que más exámenes te harás cada vez que sales de la casa. Ya solo te falta visitar al brujo Calazacón, ya que ningún médico que te ha visto te encuentra ningún problema. Tienes una salud de caballo y no das gracias a Dios, sino que te empeñas en creer que estas enfermo”.

Estas eran las dulces palabras y el aliento que recibía casi a diario por la costumbre de sentir un dolor lumbar de diferente intensidad cada vez que me levantaba de la cama, que cambiaba de lugar como le daba la gana, y al que ningún médico le atinaba, ya que unas veces me dolía y otras no, y cuando jorobaba se ubicaba en el lado izquierdo, otras en el derecho, arriba o debajo de mi espalda y como era porfiado hasta recorría por mi pecho haciéndome presumir que en poco tiempo me iba a liquidar.

Todo empezó hace tres años… Bueno, realmente hace más y mis dolencias salieron a flote en momentos en que mi alarma interna decidió conectarse para avisarme que algo malo me estaba sucediendo.

Trabajaba en el proceso de reconstrucción de vivienda en República Dominicana con USAID en una posición que requería resultados a la vista y en términos inmediatos. Los problemas y el estrés eran de todos los días. Los reconocimientos a mis esfuerzos no se hicieron esperar y junto a mi escritorio en mi casa está colgada la placa que señala lo meritorio de mi paso por ese país, considerado exitoso desde el punto de vista de la Institución a la cual serví con lealtad y dedicación. Sin embargo, no tengo la placa que señala las secuelas que dejaron mis largas jornadas de estrés y mis noches de insomnio que tuve que soportar para vencer las dificultades que se presentaban a diario.

Fue así, que en días previos a retornar a mi casa, amanecí con una molestia en mi espalda que se fue agravando con pequeños dolores testiculares. Decidí visitar por supuesto al mejor urólogo de Santo Domingo, quien después de haber ordenado y realizado una serie de exámenes radiológicos, determinó que no tenía ningún problema. ¡Tome una Vioxx cada seis horas y se sentirá bien!, así lo sentenció en forma determinante aquel galeno que ni siquiera se tomo la molestia de examinarme. La receta fue cumplida al pie de la letra y mis dolores aumentaron y se agravaron con dolores de espalda y molestias que no las había conocido anteriormente.

¡Necesito otro urólogo que dedique más tiempo a sus pacientes!, fue la conclusión a la que llegue en aquel momento. Efectivamente, me asesoré y visité a un prestigioso especialista dominicano en este tipo de problemas. Luego de los exámenes de rigor me manifestó categóricamente: “Usted lo que tiene mi estimado amigo es varicocele en sus testículos, problema que se resuelve a través de una simple operación”. Luego de que me explicó el sencillo proceso quirúrgico al que me iba a someter en términos inmediatos, muy asustado le pregunté: ¿Dr. cual testículo me va a operar? ¡El derecho ! Salí a la carrera de su consulta, ya que él que me dolía era el izquierdo. Mi cordura del momento impidió que aquel médico ufanado en engordar sus bolsillos, se ensañe con mis pobres…que definitivamente no merecían ser tratados de la manera propuesta.

Sin embargo de que me libre de esta cirugía porqué Dios es grande, no lograba librarme de mis dolores lumbares - testiculares que a esa fecha seguían en aumento. Es mi columna la que no resistió los constantes viajes que realizaba, pensé inmediatamente. Fue así que decidí visitar al mejor traumatólogo del país, quien después de escucharme y examinarme, decidió realizar una resonancia magnética. Las conclusiones a las que llego: ¡Usted tiene una columna normal para su edad. No veo razón alguna para sus dolores! En esos momentos, empecé a sentirme más mal de lo que me estaba sintiendo en esos días. ¿Será que tengo algo más grave y requiero visitar a especialistas gringos que tienen toda la tecnología para resolver problemas como los míos?

Las responsabilidades de mi trabajo impedían a que estos anhelos los pueda cumplir en términos inmediatos, sin embargo me realice varios exámenes en gringolandia con los mismos resultados. ¡Usted no tiene absolutamente nada! Ante estas circunstancias, empecé a visitar a un quiropráctico que casi me mata con sus torceduras, a distintos médicos, yerberos, curanderos y charlatanes y claro, ninguno de ellos atinaba con mis dolencias.

Ahora que ha pasado algún tiempo y puedo procesar algunas vivencias anteriores, entiendo que durante esa época entré en un proceso de angustia y desaliento. Mi Bruja siempre me dijo que la vida en Dominicana cambió mi forma de ser. ¡Siempre te encontrabas de mal genio, irritable y depresivo!

¡Nunca la quise escuchar, ya que he considerado que siempre tengo la razón!

De vuelta a mi país, me olvide por unos días de mis dolencias. Quizás el reencuentro con mis hijos, familiares y amigos y el proyecto de construir la nueva casa, habían desviado mi atención…Pero no fue así. Al poco tiempo, nuevamente esos dolores estaban minando mi espíritu. ¿Que hago? le pregunte a la Bruja. Ella muy preocupada por mis aflicciones, me recordó que quince años atrás, cuando por más de seis meses había sufrido de ojos secos, y que ningún oftalmólogo acertó y lo resolvió, un médico yerbero de Quito con sus pinchazos súper dolorosos que me realizó, en forma milagrosa me sanó. ¡Eso es, le visitaré nuevamente y pese a que tengo pavor a sus procedimientos criminales, creo que se resolverán mis achaques de mi vejez!

“A los años que vuelve a visitarme mi estimado arquitecto” me dijo amablemente. ¡Cual es su problema que le trae de vuelta?. Luego de realizarle el consabido relato de mis dolencias, me dijo: “necesito una radiografía panorámica de su dentadura”. ¡Pero Dr, los dolores que tengo son en mi espalda! ¿Que tienen que ver mi dentadura en este problema? pregunté muy preocupado. ¡Mi experiencia de más de veinte y cinco años en la profesión, me dice que los problemas lumbares están relacionados con molares enterrados!, argumentó radicalmente y algo molesto el galeno experimentado. Observé que estaba muy enojado, solamente por el hecho de haber cometido la insolencia y estupidez de realizar una pregunta que definitivamente no venía al caso. Efectivamente, me realicé la panorámica solicitada y ahí estaba la prueba palpable de mis dolencias: el molar derecho que nunca me salió, me estaba matando lentamente. ¡Tiene que operarse en términos inmediatos y sacarse ese molar, me dijo orgulloso una vez que su teoría médica se había comprobado!

Con estos antecedentes y ante la certeza de su diagnóstico, visité al día siguiente a un ilustre y reconocido cirujano máximo facial quien inicialmente se negó a realizarme esta cirugía. “Mire su molar enterrado esta justamente al lado de un nervio y si lo extraigo, usted tendrá problemas muy serios de sensibilidad”. ¡Se le chorreará la saliva y no va a sentir nada en ese lado de su boca!, me explicó preocupado. Ningún argumento científicamente esgrimido era válido en esos momentos. ¡Necesitaba extraerme mi molar derecho para sanar mis dolencias!. Tal era mi angustia que prácticamente le rogué para que me realice esta operación y ante mi pedido, se realizó y claro, hasta la fecha se me van las babas…no justamente por esta operación…, y por supuesto, mis dolores lumbares permanecieron y siguieron progresivamente minando mi espíritu, más no mi resistencia para seguir luchando. Sin embargo, en esos momentos ya eran considerados como síntomas de locura senil.

Por esa fecha la noticia de que el pana se estaba volviendo más que hipocondríaco, un maniático depresivo, había recorrido un largo camino. Pero claro, nadie se atrevía a decirme que estaba empezando a rayarse mi cocola. ¡Todavía mi situación era salvable y no merecía que se me interne en algún manicomio de la ciudad!

Bueno, pero no todos empezaron a creer que estaba rayado, algunos amigos y sobre todo mi hermana Paty, me recomendó que visite a un médico especializado en España en terapia neural. ¡Al Juanca le curo de un dolor de espalda, pinchándole la cabeza!, me dijo convencida de que su amigo iba a sanar mis dolencias. Por supuesto, yo ya estaba en su consulta y luego de algunas sesiones y de contestar preguntas hasta de la forma de cómo mi mamá me alumbró, descubrí muy a mi pesar, que todos esos pinchazos que me dolían hasta el alma, no iban a dar los resultados esperados. Opté por agradecer sus servicios y nuevamente entré en la lucha por buscar un médico que definitivamente descubra que de ninguna manera estaba loco ni rayado. ¡No estoy chiflado aducía diariamente, me duele la espalda carajo y nadie me quiere creer!

Mira, me dijo otro amigo, el Metropolitano cuenta con los mejores especialistas del país. El médico que atiende a mi mujer es uno de los mejores y logrará descubrir tus dolencias, ¡si las tienes! acotó seriamente. Ya como ustedes podrán apreciar, mi fama de hipocondríaco había pasado las fronteras de mi círculo familiar.

Visité aquel médico famoso y luego del relato correspondiente de cómo empezó y como me sentía, me manifestó: Tiene que confiar en mí y en la ciencia médica. Su problema es muy simple, usted lo que tiene es una neuritis crónica en su espalda y para esa dolencia existe un medicamento antiguo, barato y muy efectivo. ¡Triptanol en dosis altas, combinado con Vioxx! Al poco tiempo me quedaba dormido cuando estaba parado y despierto cuando estaba acostado. No me dolía mi espalda porqué no sabía que la tenía…había entrado en un proceso que me transformó en un ser sin aspiraciones y sin emociones y claro, tampoco a la Bruja le respondía…Preocupado por esta situación, le pregunte si la medicación que me estaba matando, minaba también mi hombría…! Bueno, eso es lo malo que tiene el triptanol me dijo, pero no se preocupe, le doy una receta para que compre la píldora azul y fin de sus problemas. Me quede pensando, si ese era el camino de mi salvación…, pero Diosito es grande, al poco tiempo descubrí nuevamente que mis dolencias en la espalda no se habían ido a pesar de que me estaba auto eliminando siguiendo sus consejos y tomando esa medicación.

No quiero relatarles lo que vino después, ya que quiero olvidar los argumentos del por qué su receta no funcionó. Pero todavía recuerdo los sentimientos y sensaciones de esa noche, que para justificar su incompetencia me dijo: “si el triptanol lo le ha funcionado, usted podría tener un cáncer” Lo malo de esa sentencia, fue que pase una de las Navidades más tristes de mi vida, pensando que serían las últimas que compartiría con mi familia. Lo bueno fue, que una vez que me realice todos los exámenes de rigor y no encontraron ninguna evidencia de que tenía esta terrible enfermedad, miro las cosas de otra manera.

-2-

En estos momentos estoy en Kansas, esperando el nacimiento de mi nieta, seguramente otra brujita, que junto a su madre y abuela me mantendrán a la raya. Estoy justamente sufriendo un encerrón en un departamento, ya que afuera el clima en diciembre es inhumano. Sin embargo, el lugar en donde me encuentro escribiendo estos relatos es muy cálido y me han inducido a meditar que ¡afuera esta nevando y hace mucho frío y sin embargo estoy confortablemente abrigado!

¡Me siento bien y por tanto, he decidido seguirles aburriendo con el relato de mi memoria de mis tristes putas dolencias!

Ya por esas fechas que estoy recordando, mis dolores lumbares se habían agravado a tal punto, que mi espalda tenía huellas palpables de desgarres musculares y de pequeños hinchazones o bolas que según los especialistas médicos eran producto del ácido láctico que se emanaba de mi musculatura lumbar. ¡La gordura le está ocasionando esos problemas!, me diagnosticaron plenamente convencidos del origen de mis dolencias. Luego vinieron varias sesiones de terapia física, de ejercicios, nadadas, caminatas diarias y de dietas rigurosas que me estresaban sobremanera y nada de encontrar una cura a mis dolencias.

Para esa fecha, parte de la familia estaba preocupada por mi situación y otra me recomendaba visitar a un siquiatra para solventar mis problemas. Gladys, mi hermana mayor a quien respeto por sus sabios consejos que en la vida me ha dado, no sabía que decirme, sin embargo era notoria su preocupación, más aún cuando en un viaje corto que realizamos, de pronto me sentí mal y me quede lívido por la intensidad de mis dolores testiculares que como siempre muy jodidos, aparecían de pronto y sin previo aviso.

Visitas nuevamente a médicos especializados y claro, el urólogo que me atendió no encontró absolutamente nada, luego de realizar varios exámenes en la próstata y del resto de órganos que pudiesen responder a las dolencias manifestadas. Siguieron varias visitas a gastroenterólogos, que luego de exámenes de laparoscopia y endoscopía me encontraron problemas de gastritis y colón irritable, pero ninguno relacionado con mis malestares lumbares testiculares. Posteriormente busqué la ayuda de neuro cirujanos, traumatólogos, reumatólogos, homeópatas, energéticos, sexólogos y no se que especialidades mas, algunos conscientes y con ética profesional y otros definitivamente de ingrata recordación.

Tuve por supuesto varios diagnósticos: lumbalgia, columna escoliada, efecto charnela, gordura crónica, locura senil y otras enfermedades que por sus nombres raros ya no las puedo recordar. Por supuesto, mi casa guarda todavía algunos aceites de árnica, ungüentos y balsámicos, relajantes musculares y todo tipo de pastillas desinflamatorias que seguramente me aliviaban y me mataban a la vez.

Seguía en proceso mis dolencias que cada día me estaban matando por la angustia de no saber que mismo tenía y como las iba a resolver. Por lo menos, daba gracias al Señor de que no tenía nada grave, ya que conocía luego de los múltiples y costosos exámenes que me habían realizado, que no adolecía de ninguna enfermedad terminal. Esos diagnósticos esperanzadores me dieron ánimos para seguir en la lucha diaria de encontrar una solución a mis tristes y…

Dice el adagio popular, que Dios tarda pero no olvida y seguramente por las oraciones que mi Bruja realiza todos los días cuando sale de la casa de madrugada para pedirle al Señor que se acuerde de este pobre ciudadano, un día me encontré con un buen amigo. Conversando con él le relate mis dolencias y naturalmente, sus deseos de ayudarme le llevaron a darme una mano. “No te preocupes, conozco a un amigo, gran médico acupunturista que estudio en la China y voy a pedirle su intervención”.

¡Que hago, pensé en esos momentos!, si ya anteriormente había fracasado en mis intentos de sanación .¡Pese a ese panorama nada halagador, un día decidí visitar al médico amigo de mi amigo!

¿Cuénteme que le sucede? Creo que mis ánimos estaban completamente minados y sin embargo le explique brevemente mis dolencias, tal vez prejuiciado o a la defensiva para no desilusionarme una vez más si no encontraba la cura tan ansiosamente buscada.

Luego de escucharme y de haber realizado su diagnostico, de una manera sencilla y clara me manifestó; “Usted durante gran parte de su vida, ha venido cargando una mochila de piedras”. ¿Qué me quería decir con eso de mochila de piedras? me quede meditando.

Mi Bruja si entendió inmediatamente su mensaje. ¡Tu forma de ser es el que te juega mal todos los días!, pero no me creías. “Ahora sí, vas a ver que desde hoy tus dolencias van a mejorar” La sentencia de mi Bruja y la confianza que me brindó desde el primer día el médico amigo, cambiaron el rumbo de mi vida.

Paso un tiempo para entender el mensaje que me quería transmitir. Hoy miro clara y contundentemente el significado de esa mochila cargada de piedras y los efectos y secuelas que había ocasionado en mi vida.

Procuro que todos los días sean de profunda reflexión y meditación ya que todo está perfectamente claro. Mis tristes y putas dolencias son fruto de mis angustias, pesares, iras reprimidas, temores diarios en que había vivido y no sería nada raro, que hayan sido secuelas de algunos traumas de mi niñez y de otras carencias sufridas en el pasar de los años. Es mi teoría no comprobada por supuesto, que las consecuencias en otros casos son más graves: diabetes, cáncer, strokes coronarios y cerebrales, amnesias temporales, alzheimer y otras enfermedades que nos están matando diariamente.

Hoy estoy logrando superar mis putas y tristes dolencias, gracias a la reingeniería dada a mi vida. Mi Bruja y mi médico, ese hombre sabio y sencillo, ese invalorable amigo han contribuido a este proceso, valorando sobremanera los regalos que el Creador me entrega diariamente, comprendiendo y entendiendo sobre todo, que ¡afuera esta nevando y hace mucho frío y sin embargo, yo estoy confortablemente abrigado! *

* Dedicado a mi médico amigo el Dr. Omar Vallejo V. que con su sabiduría médica, sus consejos y sus pinchazos, han posibilitado que cada día vaya superando mis putas y tristes dolencias.

Ojalá el mensaje de este relato llegue también a mis amigos nerviosos, perfeccionistas, enojones, fúricos, depresivos, ansiosos, workcoholics que no disfrutan de esta vida.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Apreciado amigo, favor dígame donde encuentro a ese doctor

Marcela dijo...

Sencillamente dejeme decirle que me ha encantado su relato y espero que siga escribiendo.

Me he visto reflejada en algunas cosas que cuenta. Tenía una hernia discal la cual me operaron hace tres años, pero todavía sufro varias secuelas de ella.

Alguna vez un médico amigo mío dijo: "No hay enfermedades, sino enfermos". Supongo que algo se relaciona con la forma como cada quien llevamos la vida.

Deseo goce de una buena salud y felicitaciones por la nieta.

Saludos desde Alemania,
Marcela

darma dijo...

"venga a nosotros tu reino....vivir con una inmensa paz en el corazon , con la total salud del cuerpo y descubriendo la felicidad dentro de nosotros mismos gracias a Dios nos es un derecho total y absoluto. Felicitaciones por persistir en tu busqueda hermoso relato.

Anónimo dijo...

Hola Roberto - Lei con mucho interes tu relato - ojala y encuentres la paz espiritual que necesitas para sanar tus dolencias. Te deseo lo mejor -
Saludos y felicidades por tu nieta.

Te escribe alguien a quien conoces
y reside hace muchos anos en Miami.
N.C. de S.

Anónimo dijo...

Estimado blogger Roberto,
Tus párrafos llegan justo en el momento que mi padre, un virgo contemporáneo tuyo, presenta un cuadro parecido. Mi santo padre también llama Brujita a mi madre (de cariño y x las mismas razones expuestas), y las cargas profesionales de su trabajo -su propio USAID-, lo han llevado a tener un genio particular con la consecuente desmejora física (o viceversa).
Le estoy enviando tu link para que lo lea detenidamente y sepa que no es el único que estaba cargando esa mochila de piedras.

dfr

Anónimo dijo...

Yo no estoy enfermo, no me duele nada, pero el consejo de cambiar la forma de vivir, es valido, los problemas el estres y la presión enferman a ratos. Nuestro cerebro y espiritu... algunas otras cosillas no sacaran de esto.
Me detube a leer esto por el título, lo felicito interesante y arquitectonico el relato, siga con su cambio de vida y su bruja, y ya ve nada es gratis, utilizando un termino tan desgastado en la politica , se refundo mi amigo, Suerte y creame que voy a acordarme de algunas maximas de este escrito y emprezarlas a aplicar una de ellas "Cambio" de actitud y aptitud ante la posibilidad de ser habitante de este hermoso planeta y esta hermosa especie. Saludos VLADIMIR QUITO 37 años

Anónimo dijo...

Roberto Carrion:
Fuimos companeros en La Salle, si no me equivoco.
Tus dolores testiculares a lo mejor estan relacionados con el uso a temprana edad de condones. Era pecado. Para mi, fuiste el primer muchacho que supe que los usaba. En esa epoca creo que vivias por la Amazonas o por la 9 de Octubre. fetorres75@yahoo.com

Anónimo dijo...

Señor, su relato es tan pero tan similar a mi experiencia que sólo me falta tener testículos para que me duela uno, pero el resto, TODO lo he vivido. Voy a tratar de sacarle piedras a mi bolsa. Gracias por haber compartido su historia, de verdad es de ayuda.

Anónimo dijo...

Leí su historia y la verdad, que si eso le pasó en EEUU, donde supuestamente la medicina, tiene una muy buena reputación, por la calidad de la investigación científica y los ingentes recursos invertidos en la atención a los pacientes. Imagínese como es eso en el Perú, donde la medicina, está como para declararla en emergencia, donde pupulan las universidades oportunistas que con el único fin lucrativo, sacan médicos que no saben ni donde llevan los pies ni donde la cabeza, imagínese lo que pueden hacer con los pacientes, los doctores de la anatomía.
Pero luego de ya hacerle saber el lugar donde me encuentro, me gustaria sabes, sin el afan de quitarle mucho tiempo, me puntualice, qué tiempo fue la terapia con Triptanol y de qué concetración, cuántas tomas al día y si eso le produjo, sueño, mareos, especie de desmayos y hasta sensaciones posteriores como ansiedad o algún desequilibrio sicológico o un problema neuronal. Le agradeceré me escriba delnortechico@hotmail.com