lunes, 10 de marzo de 2008

¡Watanchuchais.!

Escrito por el mismo hipocondríaco de siempre.

¡Cuñada, realmente me preocupa el hipocondríaco de mi hermano! Se anda pinchando, tomando esos Wantachuchais que a la larga le van a sentar muy mal!. Y lo peor que ese Shaman que visita lo único que le hace es abanderillarle y el pobrecito, es tan, pero tan ingenuo, que cree que esas agujas le ponen bien!. Así mismo es, respondía la Bruja de la casa. “El ingenuo de tu hermano cree que asumir la posición de alfiletero es bueno para su salud!. ¡Ya te imaginas, como estoy de preocupada! Creo qué cada día que pasa se está rayando su cocola y dentro de muy poco tiempo, si no le internamos en el San Lázaro de Quito, vamos a tener que palanquearnos para que le acepten en el Lorenzo Ponce de Guayaquil.

Esta era el tono de las conversaciones referentes a mis procedimientos de sanación. De vez en cuando mi cuñado las escuchaba y en su característico y peculiar tono las decía: ¡No se preocupen!, ya le pasará cuando los efectos de su andropausia dejen de afectarle. ¡Pero cuando Galo!, replicaba la Bruja, “está convencido que el Shaman que visita es médico y además, no se imagina, cómo le defiende”. A instantes seguidos y seguramente para salvarme de los ataques virulentos que recibía, mi hermana argumentaba ¡Bueno cuñada, mi querida nuera Anita también vive convencida de lo mismo, considera que la acupuntura es una buena opción para mejorar sus condiciones de salud! ¡Yo en cambio, solamente creo en la medicina convencional!. “Cuando tengo problemas estomacales, consulto con un gastroenterólogo, cuando algo sucede con mis ojos, voy a la consulta de oftalmólogo, cuando presumo problemas mayores, voy en busca de un cardiólogo y así…pero en cambio mi hermano, al que consideraba que tenía una preparación profesional adecuada, con el cuentito de su mochila de piedras y de sus tristes y putas dolencias, cree que todo se va a resolver con acupuntura y tomando esas bolitas dizque chinas”.

Es que realmente el par de veteranas estaban súper convencidas de que quien escribe este relato era un tontín cualquiera que vivía fuera del contexto de los avances alucinantes del siglo que nos toco vivir.

Pero uno de esos días, la Bruja amanece con una pequeña molestia en su brazo derecho. ¡Ya se me pasará! ¡Ya se me pasará!, argumentaba cada vez que le insistía para que atienda de una manera adecuada su dolor! Se descuidó convencida que de pronto sus malestares dejarían de perturbarla. Hasta que de pronto, una noche de luna llena, sus umbrales de dolor ya no le dejaron dormir. “Realmente me duele mi brazo y se esta amortiguando mi mano.” ¡Mañana mismo visitaré a un médico!.

Efectivamente, lo primero que hizo en la mañana siguiente, fue consultar con una pariente doctorita, quien inmediatamente presumió que si la madre de su paciente sufría de artritis, había grandes posibilidades de que hereditariamente mi Bruja también sea artricitroza “Hazte un examen de laboratorio para comprobar mi pre diagnóstico y con eso salimos de dudas”. Ese fue la recomendación de su galena de confianza. “Pero Greicitoooo, no seas tan ingenua repliqué un poco enojado. Yo sin tener estudios de medicina sé que la artritis no es hereditaria! Consulta realmente con un buen médico!

Como sus dolores del brazo seguían perturbándola, decidió esta vez, visitar a un “médico especialista de dolores de brazos derechos” Naturalmente, el diagnóstico de este ilustre especialista no se hizo esperar. “mi estimada señora, usted sufre de distrofia muscular de primer grado con complicaciones fibro cartilaginosas que le están afectando el nervio pluviano que no la dejan dormir” Increíble diagnóstico, ¿Verdad? Pero anticipándome a este tipo de presunciones, le había anticipado a la Bruja, que si la receta de este ilustre galeno especializado en brazos derechos iba a ser Arcoxia, realmente me iba a molestar. Efectivamente no me equivoque, la gran solución fue recetarle este medicamento en razón de que el mercado había hecho desaparecer al Bioxx. Ante estas circunstancias, no me toco otra alternativa que fajarme los pantalones y prácticamente obligarla a que visite a mi Doctor, perdón a mi Shaman como cariñosamente lo llamaban en mi querida familia. ¡Y claro, a regañadientes no le quedo otra alternativa, que visitarlo!

Una vez que la Bruja llego a la consulta, se realizó un ameno diálogo: Mire Dr. vengo a visitarlo, solamente porque mi marido me obligó. "Yo lo que quería, es consultar con un verdadero médico, especialista en dolores del brazo derecho". Yo realmente no tengo confianza en este tipo de medicina, pero cómo para mi marido, usted es su ídolo, no me tocó otra alternativa y aquí me tiene. Pero eso sí, a mí no me viene con pinchazos! ¡Solamente la capacidad inteligencia, el profesionalismo y la amistad que habíamos establecido con mi gran amigo, el médico acupunturista permitió que la Bruja no salga al tiro de su consulta! “No se preocupe, solamente permítame mirar su lengua y analizar sus palpitaciones para definir la causa de su malestar”.

Una vez concluido el diagnóstico y el tratamiento preliminar, y cuando nos dirigíamos a casa, vinieron por supuesto las recriminaciones de rigor de la Bruja, que manifestaba: ¡Imagínate Roberto, venirme a decir que mi dolor de brazo, se debe a un desbalance hormonal! ¡A quien se le ocurre semejante barbaridad! ¡Que tiene que ver lo uno con lo otro!, replicaba muy molesta con la prescripción realizado por el Shaman ! Me considera muy ingenua, para creerle que con éstas bolas que me ha recetado me voy a poner bien. Además, ¡me pincho sin mi consentimiento! ¡Nunca más me obligues a visitarlo nuevamente, ya que no te voy a perdonar! ¡Pero Greicitoooo, toma la medicina y si en pocos días, no estás bien, visitaremos esta vez a otro especialista de brazos derechos para que te sientas bien!.

¡Carajo, lo que uno tiene que hacer y decir a su Bruja, para que remedie eficaz y prontamente sus dolencias! Convencerla no fue fácil y estoy seguro que no seguía adelante, sino hubiera sido por los resultados positivos que experimentó a las pocas horas de haber aceptado iniciar su tratamiento de wachanchuchais!

“Estoy durmiendo sin tanta molestia de mi brazo. Creo que la medicina de tu Shaman, como que me esta haciendo bien” argumentaba la Bruja con mejor ánimo ¡Mira como mismo se llaman esas bolas de plastilina negra que no las puedo tragar! Greicitooo, la caja tiene escritura en mandarín y como no quiero hacerte la china, no sé como mismo se llaman. Pero de pronto leí Niuhuangqingweiwan y al repetir este nombre, como que se convenció, que si sus bolas tenían un nombre tan complicado, de hecho eran buenas. Sin alargarles el cuento, a los pocos días realizaba una nueva remesa y como era de esperarse, había entrado en el nuevo léxico médico, ya que ahora se la escuchaba hablar de sus oligoelementos, de su tratamiento de acupuntura y de los nuevos conceptos médicos que le estaban haciéndola sentir renovada.

Pero el cuento no termina con la reconversión de la Bruja. De pronto logra convencer a su cuñadita del alma para que viaje de Guayaquil a Quito y se atienda ahora si con su médico acupunturista que había logrado su proceso de sanación. “Mira cuñada, realmente me siento súper bien con el tratamiento que estoy recibiendo. Deberías venir para que te examine y de pronto encuentres una cura a tus molestias de la cintura que te han venido martirizando por mucho tiempo” “Hay cuñada, he visitado a más de mis médicos conocidos, a un quiropráctico, a un especialista de columna, a un reumatólogo, a un proctólogo. Ninguno de ellos logró mejorar mis dolores de cintura que tengo por más de ocho meses” “No pierdes nada con visitarlo” replicó la reconvertida de la Bruja.

Sus argumentos seguramente fueron convincentes, ya que mi hermana, ni corta ni perezosa y a la primera oportunidad que tuvo, estaba en Quito. “Estas segura que no duelen los pinchazos” ¡Claro que no!, argumentaba la Bruja. ¡Tienes que ir a visitarlo sin temor! Esa misma tarde, visitaron a su amigo, el médico acupunturista, días atrás conocido como el Shaman del hipocondríaco. Una vez en la consulta y luego de las consabidas explicaciones de cómo se sentía y que es lo que le dolía, se inicio el proceso de diagnóstico correspondiente. Saque la lengua. ¡ Uhhh, ¡usted es chispirita, explota a la primera! Así es Dr. ¡Usted esta muy estresada!. Así es Dr. Usted…Así es Dr. Usted….Así es Dr. Déjeme sentir su pulso. Uhhh Usted esta muy consentida. Así es Dr. A los pocos segundos yacía en la camilla con una serie de agujas incrustadas desde los dedos del pie, hasta la punta de su cabeza. Este proceso se realizó sin que de por medio exista un gemido de dolor y bajo el total consentimiento de una mujer que días previos había jurado que jamás se sometería a este tipo de martirio chino. No lo podía creer, estaba banderilleada y no protestó hasta que llegó “su consentidor” ¿Hijita, estás bien?¿Te sientes bien? Seguramente la “consentida” haciendo gala de su fortaleza y para no preocuparle al pana de mi cuñado, no se quejo, si siquiera cuando fue sometida a una radiografía china que le amoreteo toda su espalda. ¡Nada que ver! Estaba feliz y dichosa de haber salido triunfante de una prueba de fuego, que solo de pensar que tenía que pasarla, la noche anterior no le había dejado dormir. Naturalmente, termino su consulta médica con una receta de Xiao Huo Luo Wan y Niuhuangqingxinwan, anteriormente conocidas como ¡Watanchuchais.! Como resultado de este tratamiento, la incrédula de mi hermanita se sintió bien, pero tan bien, que reinició sus prácticas de Karate, Kun Fu, King Boxing y no se que otras disciplinas maneja la campeona para alejar a los malos espíritus.

Mientras tanto, la Bruja seguía feliz con los resultados positivos y evidentes de su tratamiento.

Seguramente por la recuperación de la salud que había experimentado, recomendaba a todas sus amigas que entren en la onda de la acupuntura china y ahora sí, ya no le decía Shaman a su médico amigo. Entonces, ya no solamente el hipocondríaco lo visitaba. Lupe y algunas amigas estaban sometidas al proceso de tortura china. Mis hijos y mi otra hermana, la menor del clan Carrión, mis vecinos y la mayoría de sus hijos y nietos, se habían convertido y eran adictos a los pinchazos y a los Watanchuchais. Pero ustedes no van a creer. Galo mi cuñado, escúchenme bien, Galo, el otro hipocondríaco de la familia, con los resultados a la vista que experimento su consentida, también entró en el proceso de sanación china. Ahora me llama desde Guayaquil, para recordarme que tengo que pedir las citas a mi médico amigo. La última vez que lo vi, puedo acreditar que sin chistar y sin pestañarse, yacía agujereado de los pies hasta la punta de su cabeza. Por ahora esta convencido de que sus píldoras de Guipi Wan y de Hawthorn son buenas para su salud. Al menos así lo atestiguó, mi hermana cuando asegura que con esta medicina, su consentido ¡hasta dejo de roncar!

Ustedes no me critiquen por haber revelado una de las intimidades más perturbadoras de mi querida familia.

domingo, 24 de febrero de 2008

¿Una ayudita del más allá?


Quienes a través de mis relatos anteriores han analizado mi visión de vida, se habrán dado cuenta de mi credibilidad ante esos acontecimientos que en el mundo se dan sin explicaciones lógicas. No pretendo convencerlos de que efectivamente éstos acaecen de vez en cuando, ni es mi intención conducirles a que realicen interpretaciones o conclusiones similares a las mías. Lo cierto es que, quiero contarles, -so pena de que me sigan catalogando como un curuchupa de izquierda o me adjudiquen otros epítetos similares a los que ya me han dado,- un episodio de mi vida que ocurrió en noviembre del 2.003 cuando efectivamente recibí una ayudita del más allá. Desde esa fecha, han pasado algunos años y pese a la insistencia de la Bruja para que escriba el caso que les voy a referir, no lo había realizado anteriormente, quizás por vagancia o tal vez considerando de antemano que nadie me iba a creer lo que me sucedió en Panamá, con ocasión de la realización de un Seminario Internacional programado por el Ministerio de Vivienda de ese país.

Mi odisea motivo de este relato, se inicia al momento que recibí la invitación de mi amigo panameño Roger Arauz, en esa época Coordinador del Programa del BID/ MIVI para que asista a un taller de discusión que se había organizado para analizar las propuestas de varias consultorías, incluida la mía, que había realizado para afinar la política de subsidios habitacionales que se pretendía introducir en ese país. Por supuesto que me sentí halagado por la deferencia dada a mi persona y como era lógico presumir, pensé inicialmente que se trataba de una pequeña reunión con la participación exclusiva de funcionarios de ese Ministerio.

Con este entendimiento, me embarque súper relajado en un avión de Copa, sin imaginarme que al llegar al aeropuerto de Panamá, mi tranquilidad inicial iba a tomar un giro inesperado con el pasar de las horas y terminaría …bueno, eso les cuento al final de esta pequeña historia. Efectivamente, al llegar al terminal de Tocumen y tan pronto bajaba para iniciar mis chequeos migratorios, grande fue mi sorpresa, cuando me tope con una gran pancarta que daba la bienvenida a los expositores que iban a participar en el Seminario Internacional al cual había sido invitado. Ni remotamente me imagine que el pequeño encuentro al que asistía, era “el” evento internacional del año y estaba programado con la participación de consultores muy conocidos a nivel mundial en el ámbito de mi actividad profesional y que dentro de este grupo me habían considerado como uno de los expositores. Desconocía además, que los invitados clave eran varios ministros de vivienda a nivel Latinoamericano y del Caribe y que la clausura la realizaría nada menos ni nada más, que la Presidenta de la República de Panamá la señora Mireya Moscoso.

Al llegar al hotel tuve oportunidad de leer varios de los periódicos locales que promocionaban y daban a conocer detalles técnicos y logísticos del Seminario. Mi exposición había sido proyectada para el último día y al final de la tarde, es decir, previo su cierre y clausura. Me quede meditando, ¡exponer un tema que no lo había preparado con la antelación necesaria para presentarme en una batalla de esta naturaleza, un viernes, al final de la presentación de todos estos genios y cuando todo el mundo esta cansado y con sueño después del almuerzo!, que flaco favor me hizo mi “amigo” Roger. ¿Como carajo voy a salir de este lío? pensé en esos momentos. ¿Qué voy a decirles….? ¡Ahora sí que estoy metido en un gran problema y de éste no me salva ni Mandrake el Mago¡

Jueves a primera hora en el desayuno y luego de un saludo protocolario con todos los invitados, se inicia mi vía crucis. Al finalizar la mañana y a la hora del almuerzo, todo el mundo comentaba favorablemente sobre las sobresalientes exposiciones que se habían dado. Al final de la tarde, los mismos comentarios, destacando las bondades y aciertos de los expositores ¡Que buen día tuvimos! ¡La experiencia de estos tipos es increíble!, comentaba uno de los ministros invitados. Mientras tanto y ante estas claras y evidentes manifestaciones de satisfacción a todo lo que se había dado hasta el momento, mi adrenalina emanaba progresivamente con mayor intensidad. No solamente estaba un poco nervioso, sino que me sentía súper tensionado.

Esa noche en la habitación del hotel, intenté prepararme y poner algo de orden a mis ideas. Mis nervios me traicionaban y no me permitían concentrarme para diseñar en el escasísimo tiempo que contaba, la estrategia más adecuada para plantear mis puntos de vista respecto a los objetivos proyectados para mi speeck . Entre mis pensamientos de esa noche, lamentaba no solamente la falta de especificación respecto al tipo de evento que se había programado y al hecho de que ningún expositor realizó una floja presentación. ¡Que mala pata tengo, Roger no fue claro en su invitación y tampoco ninguno de los expositores lo hizo mal!, ojalá que alguno de los que se presenten mañana, no sean tan buenos como los del día de hoy. Con estos malos pensamientos intenté dormir y lo logré, luego de algunas horas de tensión y meditación.

Viernes por la mañana, el mismo cuento. Magníficas exposiciones y los idénticos comentarios. Ustedes no se pueden imaginar como me sentía en la hora del almuerzo, ante la proximidad del lance que tenía que darse en términos inmediatos, es decir, a pocos minutos de entrar al paredón para ser fusilado. Todavía recuerdo esos momentos de nerviosismo, más aún cuando, por ser la última charla, algunos amigos coreaban en el comedor, Carrión, Carrión, ¡cierra con broche de oro este seminario! Creo que hasta pensé salir a la carrera o justificar una enfermedad para no tener que realizar un papelón que empañe todo lo que se había realizado hasta el momento.

En esos instantes de tensión, de pronto se me iluminó la mente. Tenía una última opción y la alternativa más inteligente era solicitar una ayudita del más allá. ¡Señor, tu eres pana de la Bruja, dame una mano y no lo hagas por mi, Hazlo por ella, que confía en Ti todos los días y en cualquier circunstancia de su vida! ¡Ayúdame por favor, no me abandones en estos duros y difíciles momentos!

Eso fue todo. De pronto sentí una confianza increíble y entre al salón con el aplomo necesario para iniciar la mejor conferencia que he dado en mi vida,
créanme que han sido algunas y en distintos países de nuestro planeta. La capacidad y fluidez con la que hablaba en ese momento demostraban que era un experto que conocía ampliamente el tema solicitado. Actué con la solvencia necesaria y mis puntos de vista fueron planteados de tal manera, que sentía y observaba que los asistentes estaban satisfechos con mi presentación. Al finalizar hubo muchas preguntas, lo que demostraba que efectivamente no lo hice mal. Termine con un buen aplauso y muchos de los expositores que me presidieron, hicieron eco de mis propuestas y las apoyaron frontalmente.

Cuando el relator del Seminario, un afamado ex Ministro de Vivienda mexicano realizaba las conclusiones generales de todo lo que se había dicho en los dos días, se refirió en forma reiterativa a conceptos emitidos en mi exposición y tomó literalmente algunas frases y reflexiones que había realizado. En mi interior me preguntaba, ¿esas conclusiones las expresé hace unos momentos? Efectivamente, todos los fundamentos expuestos, los había planteado de una manera magistral y por tanto, mi conferencia fue muy bien comentada, inclusive por mi colega Pedro Lasa que se acerco a felicitarme por mis “estupendas proposiciones” pese a que no le gusto, que haya cometido la ligereza de haber calificado de regresiva a su Ley de Intereses Preferenciales que la propuso años atrás y que como ustedes bien lo conocen, está contribuyendo de una manera positiva al desarrollo económico y social de Panamá.

Para finalizar, tengo que contarles, que inclusive en un acto inusual, un duro y difícil ex funcionario del BID, ofreció financiar mis servicios profesionales al Ministro de Vivienda, situación que me demostraba también que este ilustre personaje estaba satisfecho con el performance de mi presentación. También al Ministro no le toco más, que felicitarme, pese a que había tocado su sensibilidad al desnudar algunas falencias de la política de subsidios vigente, sugiriendo, eso sí, en forma muy sutil la incorporación de algunos correctivos para su optimización. Como corolario, tengo que contarles que a raíz de este episodio de mi vida, el BID contrató mis servicios profesionales para que colabore en el diseño de la política habitacional de Panamá y República Dominicana.

Cuando regresé a casa le conté a la Bruja todo lo que me sucedió. Ella se emocionó, pero no se asombro por lo que le había narrado. ¡El Señor esta con nosotros y no me llama la atención que te haya dado una mano en esas circunstancias! Hasta aquí el relato de un hecho real y que efectivamente sucedió con un hombre que definitivamente no merecía esa ayudita del más allá.

Y, ustedes, ¿esta vez sí me creen?

lunes, 18 de febrero de 2008

Lo bueno, lo malo y lo feo! Una historia de la vida real.

Fue uno de esas jornadas de ingrata recordación o como decía mi padre, “de esos carajos días que se requieren borrar de la memoria para no tener recuerdos tenebrosos que perduran por toda una vida” Bueno, tuvimos que vivirlo para comprender y entender la triste y dolorosa situación de los miles de compatriotas que necesitan ser atendidos en el Hospital Carlos Andrade Marín.

¡Lo bueno!

Ante el estado de salud y por algún factor que fue detectado a mi suegra, su cardióloga consideró necesario que se realice un examen gastroenterológico. Su ayuda fue invalorable al conseguir que una especialista del Dispensario del IESS del Batán la examine. Esta señora de 83 años efectivamente fue atendida contando con algunos exámenes obtenidos previamente. La intervención realizada confirmaba y determinaba una enfermedad terminal, sin embargo, requería de un urgente proceso de rehabilitación a efectos de afrontar dignamente su último y definitivo viaje de retorno para juntarse con el Creador.

Obtuvimos para este efecto la respectiva solicitud de hospitalización, firmada por la especialista del IESS. Entendíamos y así lo supusimos, que este documento nos permitía lograr este objetivo en términos inmediatos. Ingenuamente y sin predecir lo que nos deparaba ese día, nos trasladamos al Andrade Marín aproximadamente a las 3 de la tarde, bajo el supuesto de que iba a ser atendida con la prontitud que el caso ameritaba. ¡Que candidez la nuestra!

Logramos traspasar la complicada barrera policial para posibilitar su ingreso por emergencias, que era la gran estrategia sugerida. Luego de un proceso de investigación de sus antecedentes y de otro examen médico verificatorio se logró el propósito: traspasar el umbral de la sala de emergencias previo su hospitalización. Nuevamente otro tipo de trámites, de preguntas, hasta que finalmente fue atendida con mucha suerte por una doctora, que seguramente al compadecerse de la mirada de dolor y de su calamitoso estado de salud, gestionó la presencia de un médico gastroenterólogo para que la examine. El resultado de esta intervención reconfirmó el diagnóstico inicial.

Este proceso nos permitió conocer a un doctor que comprendiendo los momentos de angustia y desesperación de la mujer que acompañaba a su moribunda madre, supo atenderla demostrando que su juramento Hipocrático guiaba su conducta profesional. “Mire mi estimada señora, lamento el estado salud de su madre, pero las opciones médicas que existen para estos casos, no serían las recomendables por la edad y el avance de su enfermedad. Salvo su decisión, creo que lo más recomendable es entrar en un proceso de rehabilitación y realizar adicionalmente otros exámenes para precisar algunos detalles que requerimos conocer para su futuro tratamiento. No es conveniente una operación, ni entrar en un proceso de quimioterapia. Adelantaríamos su partida.”

“Es muy complicado obtener un turno para merecer una atención médica”, le señalamos a Pablo, -el amigo gastroenterólogo que conocimos y al cual le relatamos todas las dificultades pasadas en esa tarde y noche. Seguramente conmovido por todo lo que nos toco vivir, nos manifestó: “No se preocupen, me apersonaré para que su señora madre pueda ser atendida con prontitud y sin tanto trámite burocrático”. Sus palabras ratificaron mi entendimiento y percepción previa: ¡para alcanzar los servicios urgentes en este Hospital, es necesario estar con suerte, con mucha suerte, tener una buena palanca y sobre todo, contar con la misericordia del Señor!

¡Pero por Dios!, ¿era justo que mi suegra pase por ese calvario en las condiciones que se encontraba?, me pregunté una y mil veces. Ella había realizado grandes esfuerzos económicos durante gran parte de su vida para aportar al IESS, pensando seguramente que quizás de pronto iba a necesitar de sus servicios hospitalarios, que en ese día de ingrata recordación, casi le niega esta Institución.

¡Lo malo!

Todos los hechos narrados se iniciaron cuando logramos en una primera instancia traspasar la barrera de ingreso custodiada por un celador con cara, uniforme y trato de chapa que nos dijo “entren, dejen a la paciente y salgan en términos inmediatos” ¡Así lo hicimos!, salvo que no pudimos salir prontamente por los hechos y circunstancias relatados. No sabíamos además, que nos íbamos a enfrentar a una señora de la ventanilla de Emergencias, que con su dulce carácter de perro bulldog, nos manifestó: “previo el ingreso de la señora, necesito su cédula, el carne de afiliación y de jubilación”. Por supuesto que no contábamos con todos los documentos solicitados. No fueron suficientes los dos primeros entregados, ya que nos falto demostrarle que esa señora agonizante, si había aportado a su Institución por muchos años para ganarse el derecho de admisión.

“Vayan al departamento de Admisiones, para que me verifiquen si la Sra. es jubilada y que me den su No de carne” Tuve por supuesto ganas de mandarle a la mismísima punta de un cuerno, pero haciendo tripas corazón como se dice vulgarmente, mordí la lengua y opté con una paciencia de Job que pocas veces la tengo, por ir a buscar lo solicitado.

Esta vez tuve la dicha enorme de toparme con una amable señora, que ante las explicaciones y mi requerimiento, me atendió pronta y cordialmente. ¡Si cordialmente, aunque ustedes no lo crean! Ella comprendiendo la urgencia del caso, me recomendó que le “entregue a la Martita”, mi cédula y una letra de cambio firmada en blanco, hasta verificar si mi suegra efectivamente era jubilada. No podía realizar esa confirmación en términos inmediatos, en razón de que el sistema -como siempre- estaba colgado.

Entregamos a la Martita, los documentos sugeridos, para que nos deje pasar a su sala de Emergencias. ¡Solamente así lo logramos! Lo demás que vino, ustedes lo conocen a través de mi relato anterior. Sin embargo, vale la pena que conozcan algo de lo que pasa al interior de esta sala bajo la perspectiva y evidencia de los acontecimientos que estaba viviendo en carne propia.

Se mira y se escuchan hechos increíbles, como la siguiente conversación entre un joven médico y una enfermera que conlleva a ciertas reflexiones ¿”Cómo se siente mi doctorcito? Le están llamando con urgencia para que realice una apendicitis” manifestaba con dulzura y algo de coquetería la damisela de celeste. Ante la insulsa pregunta, ya que el doctorcito había bostezado y hurgado sus ojos irritados unas cuantas veces frente a ella por el cansancio que sentía, se dio modos para contestarle galantemente: “Súper cansado, muy cansado, -bostezos de por medio nuevamente- estoy operando sin descanso desde las siete de la mañana” Por supuesto que se me pusieron los pelos de punta, ¡eran las 2 de mañana! Es decir, había estado trabajando más de 18 horas y este Superman estaba próximo a realizar otra operación de emergencia en sus precarias condiciones y a esas horas de la madrugada.

Que boludo soy, me dije a mi interior. ¿Cómo se puede pedir profesionalismo de estos sacrificados médicos de la Patria, si el sistema de esta Institución les obliga a trabajar en turnos maratónicos de más de 30 horas seguidas? ¿Alguna vez se imaginaron, que los turnos o jornadas de trabajo de los médicos residentes en este Hospital, se inician a las 7 de la mañana y terminan al día siguiente a las 2 de la tarde? No, por supuesto que nunca se imaginaron.

Omito otras apreciaciones, para que no me califiquen de mentiroso o de charlatán, pero lo que viene, es efectivamente un relato que si ustedes tienen un poco de sensibilidad, calará en lo más profundo de sus conciencias.

¡Lo feo!

¿Alguna vez vieron esas películas de Hollywood que presentan los horrores de la guerra, donde los heridos y moribundos son atendidos en unos galpones provistos con camillas ubicadas en hileras, por cuyos pasillos transitan médicos y enfermeras posibilitando un escenario que se presta para la producción de los diálogos lacrimógenos mas increíbles de estos filmes? Si han visto estas producciones, se pueden imaginar el entorno y condiciones de atención a los pacientes en esta sala, con la única diferencia, que esta vez la película que se está presenciando, cuenta con un escenario, con imágenes y con actores de la vida real.

Creo necesario contarles además, que los adoloridos pacientes son atendidos en serie a lo largo y ancho de un corredor principal, sin contar con las mínimas condiciones de privacidad. El olor ambiental no se percibe, ya que nuestra mente de distrae por los lamentos y quejidos que se escucha por todos los lados. Si tuvieron suerte, ocupan unas camillas, si tuvieron más suerte cuentan con una cobija, y si no tuvieron esa bendita suerte, son colocados en unas sillas destartaladas. Tan pronto un paciente termina su atención, el resto de los dolientes corren a ganarse la camilla calientita del evacuado.

Mientras tanto mi suegra, de pronto necesitó hacer pipi, esta necesidad biológica que todos requerimos realizar en algún momento. Pues bien, este requerimiento requirió de una consulta de procedimientos, ya que no entendíamos. ¿Cómo podía hacer pipi una señora en camilla con un suero de por medio, contando a su alrededor con varios pacientes mirones? La solución fue simple y ejecutada a través de un grito de una de las enfermeras: “Tráiganle un bidet a la señora y una cobija para que se cubra.”¡El bidet fue proporcionado, pero la cobija no! Por suerte, faltaban unos momentos para que se concluya el proceso de rehabilitación. “Espere un poquito mamita para llevarle al baño, ya se esta acabando su trasfusión” fue el argumento esgrimido por la Bruja para evitar el bochorno de que su madre haga pipi en medio de las miradas del resto de los pacientes que habían sido alertados de este posible acontecimiento por el grito realizado.

Al terminar la rehabilitación, le llevamos al baño, yo por supuesto no pude entrar. ¡Que error garrafal el de la Bruja! Hubiese sido preferible ponerle el bidet ofertado delante de todo el mundo, pero no ir a un baño sucio y pestilente que había sido instalado sin la debida ventilación en el pasillo principal de esta sala. Sus condiciones, olores y falta de cuidado, casi, pero casi nos hace…

Cuando uno recapacita sobre lo vivido en esos duros momentos y circunstancias que invitan a la reflexión, es cuando uno quisiera concientizar a nuestros políticos y gobernantes. No es posible, que no exista una real preocupación para evitar los hechos que se dan a diario en uno de los mejores hospitales del IESS del país. “Si usted viera como son el resto de hospitales públicos, se moriría” me dijo esa médica a la cual le debemos gratitud ¡ En esos hospitales, sí que presentan hechos dolorosos, sin posibilidad de atención!, acotaba como para justificar la falta de condiciones mínimas en las que se desarrollan las atenciones en la sala de emergencias del Andrade Marín.

Finalmente y luego de agradecer por todas las atenciones recibidas nos dirigimos a casa con mi suegra. Optamos por no internarla, ¡no era justo para ella! Cómo dice ese dicho popular, ¡que sufra la plata pero no la persona! Eran las 3 de la mañana y naturalmente después de 12 horas de bregar estábamos cansados de esa jornada titánica, sin embargo nos sentíamos triunfantes, ya que de alguna manera habíamos vencido al Minotauro, ese monstruo mitológico con cuerpo humano y cabeza de….

Este tristón relato fue puesto a consideración del Director del Andrade Marín hace más de tres meses. Hasta la fecha no he tenido la suerte de conocer su opinión. La única certeza que tengo por ahora, es que cualquier coincidencia con lo rememorado, no es mera coincidencia. Es la triste situación de miles de afligidos pacientes de este importante Centro de Salud.

Mil disculpas por tratar un tema tan mustio. El próximo será diferente, les prometo mis estimados amigos.

lunes, 11 de febrero de 2008

¿Rememorando una realidad o un vil engaño?


Aprovechando el último feriado de Carnaval y sin que prime el esnobismo que todos tenemos, decidimos disfrutar de toda esa arquitectura religiosa que conserva el Centro Histórico de Quito. Fue así, que con un grupo de buenos amigos recorrimos las plazas de San Francisco, La Merced y Santo Domingo. Nos entretuvimos teorizando sobre su historia y recordando todas esas tradicionales leyendas que nos contaban nuestras abuelas. No se sí por el entorno que rodeaba nuestra conversación, de pronto salió a flote un hecho que sucedió hace muchos años y que por cosas del destino tuve la oportunidad de presenciarlo, meditarlo y no divulgarlo por un temor natural de que al contarles me califiquen como uno de esos huevones melancólicos a los que hice referencia en uno de mis relatos anteriores.

Pero bueno, permítanme referirles como se inició la conversación a la que estoy haciendo referencia.

María Augusta recordaba que hace 17 años atrás, ante sus anhelos naturales de ser madre, le pidió a la Virgen que le conceda el milagro de la maternidad, ya que ella no podía concebir en razón de que había sufrido en carne propia los efectos de un cáncer mamario que por su tratamiento le impedía satisfacer el gran anhelo de su vida. “Impulsada por este deseo, viaje al Cajas” me decía y “tuve oportunidad de presenciar hechos sobrenaturales que solo se dan en circunstancias divinas, y además…”. No termino de contarme todo lo que tenía en el carrete de sus memorias, cuando fue interrumpida por Iván que en claro desacuerdo con los sentimientos de su esposa manifestó: “todo lo que se dio en esas ocasiones fue montada por gente sin escrúpulos. Es mas, acotó, Monseñor Luna Tobar, Arzobispo de Cuenca rechazo categóricamente cualquier interpretación dirigida a considerar que los eventos que se dieron pudieran ser considerados como hechos sobrenaturales. Eso de los cambios de temperatura, del movimiento del Sol y otros que conducen a dudas lógicas, son acontecimientos que a diario se dan en este lugar” ¡No hubo nada de realidad, todo fue un vil engaño!

Las respectivas percepciones que sobre el tema mantenían mis amigos, me llevaron a meditar en las dos interpretaciones que pudieran tejerse en torno a la presencia en esta vida de la única hija de esta pareja. La del padre que considera que su retoño fue fruto de los esfuerzos titánicos que hicieron para concebirla y la de la madre, que está plenamente convencida de que en su concepción hubo de por medio un milagro. “Cómo podía embarazarme, si acababa de terminar un proceso de quimioterapia” manifestaba convencida de la existencia de un hecho que no tiene explicación científica alguna. No creo que valga la pena analizar y sacar conclusiones respecto a cualquiera de las dos posibilidades. Ustedes analicen, diluciden y den su veredicto. Yo por cierto, me inclino por la segunda, ya que coincido plenamente con la deducción de María Augusta y además, por los resultados que están a la vista. ¡Micaela su hija es preciosa, pero tan preciosa que solo pudo haber sido concebida con una intervención divina!

Dejando a un lado las especulaciones de que hubo o no un prodigio en la concepción de mi amiga y pasando al tema que estamos tratando, creo necesario contarles mi versión sobre los acontecimientos del Cajas, basado por supuesto en los hechos que yo interpreté y seguiré interpretando sobre la experiencia que por cosas del destino me toco vivirla en este paramo azuayo.

Para que este relato no caiga en reflexiones o conclusiones de orden religioso o cultural, basadas en interpretaciones subjetivas relacionadas a mi persona, tengo necesariamente que relevarles que me considero un “católico anticlerical”, término que ni yo mismo lo entiendo, pero lo acuñe hace muchos años por la forma de entender y vivir mi vida. Respecto a mi visión cultural, no tengo nada en especial que contarles, sin embargo, entren a mi página web o al buscador de Google, escriban mi nombre y apellidos y lean mis antecedentes profesionales. Consideré necesario exteriorizar estos puntos para que no se diga que este cuentito fue realizado por un curuchupa pendejo cualquiera.

Sin ánimos de encender una polémica intrascendental que no conduce a nada, voy a rememorar los hechos acaecidos en ese viaje al Cajas que realice hace muchos años complaciendo uno de los pedidos de mi hermana Paty, la menor del clan de los Carrión.

Si mi memoria no me falla, allá por los 99 habíamos regresado de El Salvador, país que nos acogió por más de tres años. No recuerdo si fue el segundo o tercer día de mi retorno, cuando recibí una llamada telefónica de mi hermana, que el tono suplicante me solicitaba viajar a Cuenca para que le acompañe a ella y a dos de sus amigas. “por favor, el Juanca solo me deja ir, si tu nos acompañas” ¿Que podía hacer? ! Viajar para complacer el caprichito del blanquito amo patrón de mi cuñado! Lo que si recuerdo claramente, es que no sospechaba absolutamente nada de la aventura en la que me estaba metiendo, ya que no estaba al tanto de todos los chismentos de esa época.

“Bueno, haz las reservaciones correspondientes para viajar en el primer vuelo disponible” Creo que fueron mis palabras para expresarle a mi hermana mi aprobación a su pedido. “No, Roberto, la peregrinación al Cajas requiere de grandes sacrificios y uno de ellos, es viajar en bus”. ¿En bus? ¡Estas loca, ni muerto viajo en bus y peor a Cuenca! La Bruja siempre dice, que “lo que uno habla con soberbia, al primer batatazo paga su lengua”. Ese mismo día y a las pocas horas estábamos en la terminal de Cumanda embarcándonos en uno de esos vetustos buses de la flota Santa e iniciábamos un viaje que nunca lo voy a olvidar ni borrar de los archivos de mi memoria. Nos sentamos en uno de los cómodos sillones y mis piernas no cabían en el espacio existente entre los asientos, pese a que no soy justamente un tipo atlético de piernas largas, mas bien, mis ex fans siempre me decían que soy un enano espectacular. Al instante de la partida, nos dimos cuenta que el vecino que estaba ubicado delante de nosotros, tenía un loro que hacia sus necesidades en su hombro. A los pocos minutos ya percibimos ciertos olorcitos que provenían de los ilustres viajeros, unos cuantos que se habían olvidado de poner cebollitas a la sopita y estaban utilizando inoportunamente sus tubos de escape haciéndoles sonar como una metralleta; otros que irrespetuosamente se habían quitado sus zapatos para descansar, sin considerar el atentado al medio ambiente que estaban ocasionando y algunos otros personajes que al sacarse sus levas para dormir, casi nos noquean con sus espectaculares golpes de ala. Gracias a que una de las amigas viajeras coloco un poco de su perfume en mi bufanda, pude cubrir mi nariz y no sentir los efectos mortíferos que merodearon esa caldera del diablo. Solo así, pude concluir ese viajecito.

Luego de esta terrible odisea llegamos a Cuenca. Era medianoche aproximadamente y por suerte nos esperaba un amigo, quien gentilmente nos presto su vehículo, un viejito Jeep Willis con capota de lona para que “viajemos cómodos al Cajas”. Tal era la desesperación de mis acompañantes para subir a este paramo que iniciamos sobre la marcha el viaje que yo no entendía para que mismo lo hacíamos. “No te preocupes, maneja y no discutas nada hasta que estés al frente de los acontecimientos” acotaba mi hermana, cada vez que protestaba por todas las dificultades e incomodidades que se presentaban. No recuerdo el tiempo que nos tomo llegar al sitio en el cual se suponía iba a producirse los sucesos esperados. Lo que en mis recuerdos si está presente, es el frio terrible y la humedad que nos toco aguantar en el Jeep descapotable de mi amigo. Al instante de haber estacionado el Willis, el cansancio ocasionó que los cuatro nos quedáramos dormimos acurrucaditos como dice esa canción mexicana.

Al despertarnos a eso de las 6 de la mañana, empezó el amanecer de ese día que nunca lo olvidaré. Pero antes tengo que contarles, que a esas alturas del partido tenía un genio de chapa por todas las circunstancias vividas. El hambre empezaba a revolotear y me hizo dar cuenta que no habíamos probado un bocado por algunas horas. Muy molesto por todas las penurias que estaba pasando “de por gusto” como dicen algunitos, me baje del carro y camine hacia una loma. Al sentarme para descansar, me di cuenta que mis bigotes de charro que tenía en esa época se habían congelado. Casi, pero casi se me quiebran, sino era por el cafecito que me ofreció mi hermana que me sirvió para remojar mis frisados mostachos. Una y mil veces maldecía y balbuceaba muchas palabrotas en mi interior, las mismas que nos las puedo repetir para que la Bruja no se enoje cuando lea este relato. Lo cierto fue, que tenía un arrepentimiento del san flautas, que para que les cuento.

Ante la negativa de mis acompañantes de regresar en términos inmediatos, que era el pedido que les realizaba en forma reiterativa y quizás por que el camino estaba bloqueado con muchos carros que obstaculizaban cualquier intento de retorno, opté por sentarme en el suelo de esa loma que había escogido para descansar. Pese a que me había cubierto desde los pies hasta la cabeza con una colcha que por suerte habíamos llevado, poco o nada sirvió para aplacar ese frio que me estaba calando los huesos. No se que tiempo estuve sentado, pero a eso de las 9 de la mañana, de pronto sentí en mi interior un calorcito inesperado ocasionado porque el clima había cambiado en ese instante. Puse la cobija a un lado, abrí los ojos y empecé a observar que los grandes nubarrones grises que caracterizaban al cielo del lugar, empezaron a moverse hacia los lados, posibilitando así, que el firmamento se transforme en el marco propicio para presenciar un hecho sobrenatural que duro unos dos o tres minutos. No salía de mi asombro, cuando de pronto pude observar directamente el Sol sin que su luminiscencia estorbe mi vista, pero casi me infarto al ver que se movía rápidamente girando en círculos hacia abajo, lo que me hizo presumir que se iba a caer sobre nosotros. Cerré mis ojos y pensé por unos instantes que hasta allí llegaba. Estaba shockeado, cuando observé que los miles de peregrinos que se encontraban en el lugar en esos instantes, movían sus pañuelos blancos saludando a alguien a quien yo no vi en honor a la verdad. Al advertir que mi hermana y sus amigas estaban avizorando los mismos acontecimientos que yo boqui abierto experimentaba, me sorprendí una vez más al mirar que sus rostros y manos estaban cubiertos por un polvo dorado o una escarcha que caía cuando las topaba. El ambiente que se sentía era por demás gratificante y existía un olor de lo más agradable que no lo puedo describir. En unos pocos instantes todo termino. Habíamos vuelto a la realidad. Nuevamente estábamos sintiendo las mismas molestias y ese frio del carajo que caracteriza a ese lugar. Volvimos al carro para emprender el viaje de retorno, no si antes haber solicitado la ayuda de unos cuantos transeúntes para movilizar el Willis que no se prendía por el hecho de que el radiador se había congelado.

Tengo que señalar finalmente, que en lo que si coincido con Iván, es en el hecho de que estos acontecimientos sobrenaturales que se presentaron periódicamente por un tiempo, dieron paso a que una parte de esa sociedad morlaca saque provecho de estos sucesos con fines protervos. No entiendo ni entenderé cómo se orquestó esa vulgar parodia de una jovencita que fungía de vidente y su sequito desalmado y perverso que no respetaron un acontecimiento que no merecía el trato que se le dio.

A lo largo de estos años escuche versiones similares o coincidentes con la mía y otras completamente opuestas y contrarias, que en su lógico afán de interpretar todo bajo una lupa cientista, han negado la posibilidad de que puedan darse hechos como los que se dieron en el Cajas. No pretendo polemizar sobre ninguna de éstas, ya que estoy plenamente convencido que el Señor me permitió ser testigo de un acontecimiento sobrenatural que realmente sucedió y que seguramente volverá a suceder para testificar su existencia. Y si no lo creen, pregúntenle a María Augusta que considera que en su vida se dieron dos milagros, el uno que ya lo conocen a través de este relato y el otro que se produjo hace un año aproximadamente, cuando fue intervenida quirúrgicamente para extirparle un tumor cerebral de 6x5 cms y hoy, gracias a Dios, goza de plena salud y está tan reluciente y encantadora como su hija. ¿Que los milagros no existen?

That’s it, my friends.

viernes, 1 de febrero de 2008

Madrugada terrorífica.


Eran las tres de la mañana del último domingo en que me despierto por los timbrazos realizados en mi casa a esa hora de la madrugada. "Se nos daño el carro, necesitamos que nos ayude". Estas fueron las palabras que escuche a través del citófono. Al observar la pantalla de este aparato, me doy cuenta que eran cuatro individuos y uno de ellos, con carita de matón, era el que solicitaba mi presencia inmediata en la calle para que le ayude a solventar el problema de su vehículo. ¡Carajo, creo que nos quieren asaltar y este pendejo cree que soy tan ingenuo para creerle su historia! Este fue el pensamiento que me vino a la mente en términos inmediatos. Analicé la situación y como un buen estratega, decidí mandarles a la mismísima… con el objetivo de darles a entender que no me habían intimidado. Frente a mi respuesta, empiezo a escuchar golpes y patadas en la puerta principal y presumo que la querían tumbar.

La Bruja reaccionó inmediatamente llamando a la policía y activando el botón de pánico de la alarma. Efectivamente empieza a sonar la sirena y como siempre, nadie de los indolentes pelucones de mis vecinos acude al llamado. La policía tarda en llegar, mientras tanto, siguen los forajidos -no los del Lucio, sino estitos- lanzando golpes contundentes a la puerta, tratando de tumbarla. No tengo otra alternativa que salir al jardín a esas horas, en un frio horrible pero acompañado de Bruthus, el fiel pastor guardián que tenemos. Desde este espacio ubicado en la parte superior de la casa, observo a los mozalbetes que me gritaban ¡Abre la puerta HP para matarte! envalentonados por la embriaguez que presentaban. Seguían en su intento de tumbarla, pero más pudo la resistencia metálica, que los golpes que la propinaban.

Que hago, ¿abro la puerta para que Bruthus se de el banquete de su vida? Pero inmediatamente analizo las posibilidades que se presentaban. Si estos matoncitos tienen un arma, de pronto pueden herirlo o matarlo y eso a mi me mataría. No, no puedo exponer a mi fiel amigo a que le pase algo malo. ! Pero que bueno sería que por lo menos se despache a uno de estos miserables! Con esos pensamientos, proseguí en mis intentos de detenerlos para que no logren su objetivo: ¡tumbar la puerta de mi casa!

De pronto la presencia del patrullero No 137 solicitado a la estación de Nayón. ¡Que alivio, llegó la policía¡ Un oficial se baja y analiza la situación. El chofer de esta camioneta, el otro policía decide dormir frente al volante. Ante las circunstancias evidentes de que mi casa había sido violentada por este grupo de malhechores embriagados, le manifiesto al Oficial que debe proceder conforme a la Ley. “Señor policía, mire el estado de embriaguez que presentan y observe el estado de la puerta”. Recibo como contestación “no tenemos el aparato de alcoholemia y no podemos comprobar, si efectivamente los muchachos son los responsables de los daños en su propiedad”.

¡Que barbaridad y que impotencia sentí en esos momentos por la actitud policial! No tenía otra alternativa que aprovechar la situación de calma que ocasionó la presencia de los uniformados para identificar y registrar el vehículo averiado. Era un viejo BMW con placas PWY 177. Sigo observando los esfuerzos policiales para solventar el problema de estos malandrines. Trascurre más de una hora, la patrulla se había retirado en busca de una vincha para retirar el auto dañado, mientras tanto, seguiamos escuchando los problemas que generaban estos delincuentes a los escasos vecinos que a esas horas de la madrugada llegaban a sus hogares.

A la mañana del domingo, logro hablar con el Oficial responsable de esta operación. Le pregunto las razones de su proceder y le insisto que tenía que haber actuado de otra manera, argumentando los hechos narrados, que desde mi punto de vista ameritaban la cárcel para estos angelitos. La autoridad policial admite que los muchachos estaban borrachos, pero que no podía hacer nada, ya que no vio “a ninguno manejando el vehículo” y por otra parte, que no podía comprobar si efectivamente ellos habían golpeado la puerta de mi casa, pese a que la misma presenta evidencias claras de que había sido maltratada fuertemente. “Pero créame, llame a sus papacitos para que los reprendan”. Además concluyó el oficial Guachamin sin ruborizarse y sin vergüenza alguna, “eran cuatro contra dos”

Moraleja. No pretendas imposibles. Sigamos sin chistar ni protestar, ya que por ahora estamos disfrutando de una tranquilidad y seguridad increíbles. ¿Verdad mis amigos?.

viernes, 25 de enero de 2008

¡Reencuentro virtual!


Gestioné y acepté la invitación para abrir el blog que están leyendo, con la finalidad de transmitirles a través de los relatos que he puesto a su consideración, ciertos mensajes dirigidos a que ustedes cuenten y evalúen otras visiones diferentes a las convencionales. El tiempo que dedico a su edición y todo el proceso que implica su publicación, está muy bien compensado cuando recibo comentarios constructivos, sean estos favorables o desfavorables al esfuerzo realizado. Este hobby, si aceptan esta denominación al trabajo que realizo, me ha permitido combatir el stress que motivó mis tristes putas dolencias a las que hice referencia en mi primera aparición. Pero lo que no estaba programado en ninguno de mis remotos pensamientos, es que a través de este espacio virtual podía lograr uno de los reencuentros más espectaculares con un ser olvidado, una hermana, que por acontecimientos incomprensibles del destino, vivió toda su vida ausente y a quien la conocí cuando era un muchacho impúber que vagaba sin rumbo por las calles de Quito.

Pero antes de entrar en detalles de este acontecimiento, quiero contarles que en mi cortísima estadía en este blog, he descubierto que es una herramienta a todo dar. Mis relatos han merecido todo tipo de comentarios y aunque ustedes no crean, de algunas partes del planeta Tierra. Naturalmente he publicado los buenos, ya que no soy tan tonto para divulgar los malos; éstos me los he guardado para tener la piola o los argumentos necesarios para seguirles aburriendo con los próximos que escribiré, por supuesto, si el Creador así lo decide.

Tengo que puntualizar que he recibido comentarios escritos en todos los tonos y sabores, unos dulces como Bob Sponge y amargos como el pendejo del Manuelito. También los he recibido de conocidos y amigos face to face como dirían mis amigos pelucones de pedigrí tan vilipendiados por el momento. Los más tontitos lograron descifrar o entender a través de mis vivencias, los mensajes de vida que he pretendido endosarles desde mi visión y así me lo han hecho conocer. Los otros, los más inteligentes se han referido y me han manifestado sus desacuerdos ideológicos o conceptuales respecto a los tres temas publicados en términos que no dejaron de sorprenderme. El otro día por ejemplo, me tope con una pariente, de las que todos por desventura tenemos, que me dijo textualmente: “Roberto, a quien carajo le interesa si Bob Esponja es maricón” y su hermana en referencia a las Manos Invisibles me manifestó: “Mala yerba nunca muere”. Por lo menos un amigo en tono un tanto picaresco se refirió a la “monjita dominicana”. Algunos conocidos me han manifestado, “ya déjate de joder con tus cuentos de hipocondríaco” escribe algo que realmente valga la pena darse el trabajo de leer.

Todos estos comentarios tan sutil y delicadamente expresados me llevaron a pensar en el dueño de un lorito súper inteligente que quería obtener una patente para que nadie lo pueda clonar, bajo el argumento de que todo lo que oía lo repetía sin equivocarse. El funcionario público encargado del otorgamiento de este documento, no le concedió, sólo por el hecho de que descubrió que el lorito no entendía todo lo que decía. Los argumentos de las partes involucradas en este cuentito me hicieron recordar los chistes de aquel cómico dominicano que en referencia a los huevones decía que el mundo estaba plagado de esta especie y que había cuadrados, redondos, cariñosos, carismáticos y no sé que otras definiciones para resumir a esos seres que no pueden mirar más allá de sus propias narices.

Pero no todo es bueno ni malo, ni todo es blanco ni negro. Habemos boludos que todavía estamos pensando que podemos hacer algo por nuestros congéneres, conscientes por supuesto, de que todo en la vida tiene su costo. ¡Amigos, es que hasta para cocinar un omelet hay que empezar rompiendo los huevos!

Pero bueno, vamos al issue de este relato. Inicié manifestándoles que esta herramienta es muy poderosa y lo comprobé de la siguiente manera. Recibí un afable comentario al primero de mis relatos, -que me hizo deducir que se trataba de una mujer- que manifestaba conocerme, se complacía por lo leído, me incitaba a seguir escribiendo y concluía firmando N.C.S. desde Miami. Por supuesto que esas siglas, me decían mucho, pero medite por un momento ¿Será mucha casualidad de que sea la hermana que conocí hace muchos años? ¿Habrá leído este blog en Miami? En términos inmediatos asumí el rol de Sherlock Holmes y después de varios días de arduas tareas investigativas, logré finalmente obtener sus coordenadas. Era lógico que tuviera que hacer contacto con ella para conocer detalles de cómo estaba y qué era de su vida. Para este efecto le escribí a la dirección electrónica que la conseguí desde Panamá. Pasaron los días y ninguna contestación! ¡Seguramente me equivoqué!, No era mi hermana la que había realizado esos comentarios. ¡Mis pálpitos estaban equivocados!

Este acontecimiento posibilitó algunas conversaciones con la Bruja que motivó ciertos recuerdos gratos sobre el bandido de su suegro, a quien lo conoció y lo quiso más que a su propio padre (otra historia). Siempre lo ha recordado como el Barba Azul que rompió los corazones de muchas bellas damiselas. “Es que tu papá donde ponía el ojo, ponía la bala” refiriéndose a lo galán y conquistador que fue el veterano. Esta pequeña cualidad de mi padre, le llevó a contraer algunos compromisos amorosos, dentro de los cuales procreó nueve hijos, entre los cuales me incluyo. Con todos ellos guardo las mejores consideraciones y afectos, sin embargo, con mi hermana mayor y con la menor del Clan de los Carrión, siempre nos hemos querido como hermanos/hermanos sin distingo alguno de nuestras progenitoras. Ellas y sus entornos cercanos, la Bruja, mis hijos carnales y los que vinieron con el tiempo y mis tres monstritos por ahora son parte integral de mi familia.

Y bueno, quería hacer contacto con Nancy que había emigrado a Gringolandia desde muy niña. Necesitaba ver si era posible un reencuentro en nuestras vidas, ya que como decía el veterano, ¡la sangre shuta!

De pronto y cuando todo me hacía suponer que me había equivocado, recibo el email esperado. Efectivamente, era de mi hermana a la que casi no conocía y a quien la recordaba por su dulce sonrisa y su gran personalidad. Es que modestia aparte, todos nosotros, pese a quien le pese, sacamos el empaque del veterano que en paz descanse. Entre los pocos correos que hasta el momento nos hemos cruzado, conozco que ella vive felizmente casada desde hace fiuuu con Jesse, su Ángel Guardián, que tengo dos sobrinas gringas Jessica y Susie que viven en Tallohossee felizmente casadas, que no hablan español, pero que son tan inteligentes como su tío y por supuesto, tienen sus respectivos blogs para difundir sus experiencias profesionales.

Espero que el Señor nos de la oportunidad y la vida necesaria para iniciar la construcción de esos lazos familiares que unen corazones separados. El blog me permitió hacer “el” contacto virtual. El resto no lo sabremos hasta que se den los respectivos acontecimientos que nos permitan evaluar resultados ¿Verdad mis querido(a)s lectores?

To be continued

viernes, 18 de enero de 2008

Papá ¡hablas mucho!

*Escrita el 28 de diciembre del 2007


Nos pasamos la vida pretendiendo abrir los ojos de nuestros hijos para que puedan luchar la vida con mejores argumentos, pero como dice la Bruja, ¡Misión imposible!. Existe una visión generacional colectiva que raya en una candidez preocupante de no mirar el lado oscuro de las cosas y de no reconocer y admitir otros criterios que no sean los que su época subliminalmente los marcó. Me a culpo naturalmente, de que nuestra generación o más bien dicho, parte de nuestra generación no haya tenido la capacidad y las herramientas necesarias para transmitirles adecuadamente ciertos mensajes clave para permitirles sobrevivir con mayores posibilidades en esta sociedad cada vez más complicada.

Como estamos a punto de quemar este ingrato año viejo y proponiéndome llegar al próximo con la mejor de las vibras (ya me acusarán de supersticioso por el solo hecho de expresarme de esta manera) consideré necesario escribir este relato, advirtiéndoles que el mismo cuenta con personajes reales y que cualquier parecido con los mismos no es mera coincidencia, sin embargo, para proteger sus identidades cambie sus nombres. Empecemos contándoles que el issue de esta narración, nace de una conversación mantenida hace unos días, con unos amigos que habían aceptado una invitación para degustar las Freddohamburguesas preparadas con la “salsa secreta” de FREDDOS del Ventura Mall.

Encendamos nuevamente la polémica desatada ese día al relatarles la siguiente conversación que fue la causante de esta discusión generacional:

“Roberto, esta salsa tiene la receta secreta de CangreBurger,” refiriéndose a la salsa Freddos. ¡De qué!, pregunté, ya que no sabía de que me hablaba. (Hoy luego de la investigación realizada, me entero lo que me quería comentar mi buen amigo Pedro el Bueno) “Del restaurant de Bob Esponja” como queriéndome recordar a Cascarudo y las hamburguesas preparadas por el admirable personaje de Stephen Hillenburg. Claro que cometí una estupidez y ahora lo reconozco, me falto mucho tino en mi contestación. “Yo no veo esas mariconadas” respondí quizás, por el hecho de que estaba con la cabeza caliente.

¿Mariconadas? ¡Por qué dices eso Roberto! replicó algo molesto mi buen amigo. Naturalmente, tuvo el apoyo inmediato de su tierna esposa Dulcinea. “Nada que ver, nosotros vemos y seguiremos viendo Bob Esponja con nuestros hijos y la consideramos y la seguiremos considerando que no tiene nada de malo. Naturalmente no podía repetir esa fea palabrota, ¡no estaba en su léxico!. Y yo, por supuesto, me quede sorprendido al observar a dos adultos inteligentes, ilustres capacitadores de los “Encuentros Disfuncionales” defendiendo un enfoque cándido bajo mi percepción.

Es que cuando miré por apenas dos o tres minutos un solo capítulo de esta serie, consideré que la misma traía implícitamente un claro mensaje pro homosexual. Mi conclusión se basaba al observar a dos personajes en las típicas tareas de un hogar, Bob con rulos y Patricio su amigo, haciendo de papá y mamá, pero ambos en calzoncillos, con corbatas (siendo asexuales) discutiendo como una pareja heterosexual, arrullando a una muñeca, realizando los quehaceres de casa… Ojo, que no se me mal interprete, ya que quien escribe este cuentito, lava platos, cocina, plancha, tiende la cama, barre y no por eso es mariquita. Para mí, la escena descrita, esa sola escena, fue suficiente para concluir que los personajes eran muy afeminaditos. Sin embargo, tengo que admitir que la Bruja fue la que incidió y corroboró en mi apreciación inicial y motivó toda esta polémica, ya que para ella estaba muy claro, Bob Esponja que nunca esta interesado en chicas (según su autor) y toda la gallada de crustáceos, incluido Patricio, Gary el caracol mascota, Cascarudo y su vecino Calamardo eran una tarea de….

Ustedes me conocen mi posición respecto a la filosofía de vida que mantengo con la Bruja, sin embargo, está no fue óbice para darle la razón. Cuando sus conceptos y apreciaciones son sustentables, la apoyo sin ningún reparo y sin cerrar los ojos.…! Es que considero que ¡hay que estar siempre con los ojos bien abiertos para que no nos metan gato por liebre!

Pensaba que esta discusión había quedado en santa paz, ya que para Pedro el Bueno y su esposa Dulcinea, de nada sirvieron mis argumentos de que todas las series de TV para los niños, traen consigo mensajes subliminales que reprograman sus mentes subconscientemente; que los niños imitan moldes que van capturando de las influencias poderosas que tiene la televisión y que los índices de violencia, libertinaje sexual, identidad homosexual que estamos viviendo, van de la mano con los contenidos implícitos trasmitidos a través de este medio de comunicación. No sirvió de nada el ejemplo que di esa tarde, al relatarles que mi nieta de 2 años cada vez que se disgusta con sus abuelos, se coloca en una pose ninja y con su voz emite el grito de ataque, Uahhhh -que bajo mi criterio, aprendió de la serie Power Ranger que ve para distraerse sanamente. Con esta actitud ninja, esta demostrando que el poder de influencia que tiene este medio de comunicación en la formación de los niños es muy poderoso. Mientras tanto, sus ingenuos padres se preguntan. ¿A quien habrá salido Alessia de pegadora? Lo que sí fue claro esa tarde, luego de los argumentos que vinieron y que se emitieron por las partes en este conflicto generacional, es que el homofóbico del Roberto es un mal pensado, exagerado y mira todas las cosas con malicia.

Todo hacia pensar, que el tema del Bob Sponge había concluido, mas no fue así. Mis hijos y sus respectivos cónyuges en la última cena de Navidad, dolidos por los conceptos emitidos por su padre aquella fatídica tarde, estaban dispuestos a encender el fuego purificador, para de una vez por todas, reivindicar a su querido personaje. ¡Papá, hablas mucho! Fue la conclusión a la que habían llegado, preocupados también por lo que estarían y estarán pensando Pedro el Bueno y Dulcinea su esposa con los conceptos que había emitido días atrás. De nada sirvieron los argumentos esgrimidos nuevamente, las conclusiones eran las mismas. ¡Bob y sus amigos eran buenos, divertidos, alegres, trabajadores y dignos de confianza! ¡Tus apreciaciones son maliciosas, fuera de foco y no hacen nada más que demostrar que eres un traumado homofóbico recalcitrante! Esos fueron los dulces epítetos y el regalo con el que despidieron al viejo de su padre esa noche de Navidad.

Siempre enseñe e inculque a mis hijos que la vida hay que vivirla con ñeque, pero fundamentalmente con inteligencia; es que mi lucha por la sobrevivencia siempre fue dura y llena de grandes sacrificios, que me hicieron madurar desde que era un longo chiquito. Por esa razón resolví no claudicar en mis conceptos. Esa misma noche decidí investigar y hacer uso de esa herramienta maravillosa que se la conoce con el nombre de Internet. Imagínense el alivio que sentí al entrar a Google, solicitar la búsqueda de Mensajes subliminales de Bob Sponge (les invito a entrar en este portal) y observar que existen aproximadamente 20 páginas que contienen cada una de ellas, más de 5 temas en español de 10 carillas cada una en promedio, sin considerar los realizados en inglés, ruso, japonés, coreano, alemán, chino, irlandés, árabe, portugués, francés, danés, hindi, polaco, turco y finlandés. Es decir, no solamente era mi preocupación, sino que también habían algunos “Homofóbicos” (los Malos de la película) o quizás miles a nivel mundial, preocupados por los mensajes subliminales que emite la serie del personaje de los calzoncillos cuadrados.

Los argumentos de los buenos: “no nos sorprende, cualquier cosa en nuestro tiempo resulta ser mala, maléfica, diabólica, sino es Bob Sponge son los teletubbies…por favor, la maldad esta en nuestras mentes y por último, me gusta Bob y me vale un pepino lo que piensen los demás”. “No se pero hay que meterle mucha imaginación, para concluir que la serie Bob Sponge tiene connotaciones gays” “Yo veo a Bob como tierno, pero eso de gay nunca, son conceptos de gente traumada y homofóbica” “A mí no me parece que la insistencia de Bob de mostrar sus calzoncillos, de andar con rulos, de que no le gusten las muchachas, sea una actitud gay. Admito que puede ser de mal gusto y que no es un mensaje adecuado para los niños, pero jamás, jamás de los jamases es un mensaje gay” Es decir, los mismos argumentos esgrimidos por Pedro el Bueno, Dulcinea y mis ingenuos hijos.

Los malos, como la Fundación “We are family” y algunos articulistas del “New York Times” el prestigioso diario americano coinciden en sus apreciaciones: “se intenta lavar el cerebro de los niños a través de mensajes subliminales, pro-homosexuales". Ambos están de acuerdo, en “que se pretende catalogar a Bob Sponge como un emblema gay” y seguramente, las muchas organizaciones religiosas de todo el mundo, están mal, cuando se han pronunciado negativamente sobre la transmisión de esta serie, argumentando que la misma “contiene mensajes subliminales pro gay” Incluyo uno de los argumentos específicos emitidos por un ciudadano que había visto los avances de una de las películas de Bob Esponja que relata que le llamo la atención, cuando Patricio “tiene una bandera metida en el ass” –traducida: Ce, u, ele, o, para que la Bruja no se ofenda al escuchar esa palabra que hiere a sus oídos, pese a que ya esta aprobada por la Real Academia de la Lengua Española.

Pero mis investigaciones no se limitaron a interpretar los mensajes de los buenos y los malos. Entré al YOUTUBE (que muestra algunos videos de Bob). Algunos títulos graciosos, tiernos, dulces de este personaje: “Bob Esponja con Patricio cantando y drogado” “Bob Esponja, vs Patricio y sus amigos” “Bob Esponja smoking marihuana” “Bob Esponja drogado con algas marinas” “Bob en la cárcel” “Bob y su vida de delincuente”. Sin comentarios…..Finalmente, encontré más de 30 páginas en español, donde se promocionan a nivel mundial artículos que ustedes ni se imaginan y que se comercializan con la imagen de este personaje. Y todavía seguimos pensando que Bob Sponge fue creado solamente para distraer a nuestros pequeños….

Finalmente, para hacer las paces con los míos y con la finalidad de que me cambien mi mente para no seguir pensando que no es mera casualidad de que Bob mantenga un look en calzoncillos cuadrados, con corbatas rosadas, usando rizos, pelucas, -ya que no tiene cabello-, soltero, que le gusta “Las aventuras de marino Man y Chico Percebe”, que festeja el día de los tontos y que él fastidia a Calamardo, que no le gustan las chicas y otras actitudes medio raritas, decidí iniciar el nuevo año con una limpia shamanica, para quitarme ese sucio pensamiento que me hace “hablar mucho”. Mientras tanto, estoy contemplando las imágenes que ustedes estarán realizando sobre mi persona. Hagan lo mismo, busquen un brujo o una bruja que les permita evolucionar su cándida visión. Y como hoy es el día de los Santos Inocentes y para que mis hijos dejen de catalogarme como homofóbico, esta tarde visitaré a la cumpleañera de mi hermana con los calzoncillos de Bob y a la Bruja le pediré que se disfrace de “Estrellito de Mar”.

My friends, “The party is over”

sábado, 12 de enero de 2008

Las “manos invisibles”



Han trascurrido algunos años y todavía sigo pensando ¿cómo me salve de ese viaje en el que definitivamente tenía que juntarme con el Creador? Ustedes me dirán, otra vez nos viene con otro cuento soporífero que escribió porque no tiene nada que hacer! No es así, el relato que les voy a contar, puede que les aburra, pero déjenme decirles que está basado en un hecho real de mi vida que nunca lo olvidaré.

Algo de antecedentes.

En el 2000 fui contratado por USAID / República Dominicana para dirigir el Programa de Reconstrucción Habitacional post Huracán Georges. Entre los proyectos que diseñé para solventar los problemas de vivienda de los sectores marginales afectados por este fenómeno, se encontraba uno que fue construido en San Juan de la Maguana, que por sus características se constituyó en uno de los referentes de los proyectos que la Misión financió en esa ocasión.

No recuerdo exactamente el día en que la Directora me solicitó viajar con un grupo de representantes del Congreso de los Estados Unidos, -que realizaban el monitoreo de los programas financiados por la Misión-, para que les explique en situ los planteamientos urbanos y algunos detalles de la infraestructura básica, que habían posibilitado la ejecución de este proyecto a costos de eficiencia.

Me sentía desganado, ya que San Juan de la Maguana, esa pequeña población ubicada al norte de Santo Domingo, cerca a la frontera con Haití, requería de un viaje de dos horas en carro. Sin embargo, no me quedaba otra alternativa que cumplir órdenes superiores.

Había planificado, que una vez terminada las explicaciones correspondientes regresaría a Santo Domingo, como decían a mis amigos “as soon as possible” es decir, en términos inmediatos. El interés que demostraron los visitantes por los resultados a la vista de este proyecto, ocasionaron demoras no previstas y de pronto, anocheció en plena tarea explicativa.

Regresar a Santo Domingo a esas horas era una irresponsabilidad y por tanto, no me quedaba otra alternativa que pernoctar en un hotel de 5 piedras de la bella y aburrida ciudad de Monseñor Grullón, el Director de FUNDASEP que era la ONG responsable de la ejecución de este proyecto. Me sacrificaré por esta noche y le solicitaré a Monseñor que me ayude con un transporte para regresar a primera hora de la mañana. Con esas intensiones me fui a dormir, luego del agotador esfuerzo realizado.

A la mañana siguiente y a primera hora, estaba en la casa de Monseñor, para solicitarle el favor previsto. “No faltaba mas, mi querido Roberto, no te preocupes, viajaremos juntos, ya que tengo que estar esta tarde en la Capital, pero antes, tienes que ayudarme con el diseño de un proyecto para unas monjitas en un pueblito que esta muy cerca” Qué podía hacer, ante el pedido realizado. ¡Emprender el viaje de socorro pro monjitas! No tenía otra alternativa y ante su pedido, lo hice con el mejor de mis consideraciones y afectos a Monseñor Grullón, un personaje muy querido en República Dominicana.

Llegamos al pueblito de estas monjitas para cumplir la enmienda solicitada y luego de terminarla, era mediodía. Naturalmente, la visita de tal ilustre personaje ameritaba por parte de estas religiosas una invitación para almorzar, la misma que fue realizada con esmero y dedicación. Ustedes no se pueden imaginar las delicias culinarias que habían preparado, todas ellas acompañadas de un excelente vino, ¡chileno por si acaso! En mi interior pensaba: “que buena comilona nos dimos, pero ya es hora del retorno a casa, ya que la Bruja se va a enojar si no llego a tiempo para la reunión de esa noche que había planeado días atrás”

Como que le insinué a Monseñor para que acelere la partida, sin embargo, algo en mi interior presagiaba que no era un viaje de retorno cualquiera. ¡No sé, pero presentía algo fuera de lo común!

El frustrado viaje …

“Bueno monjitas, es hora de retirarnos, ya que tengo un bautizo esta tarde. Les agradecemos mucho, pero tenemos que partir” fueron las palabras de Monseñor. Por supuesto que una de las monjitas, abusivas tenía que solicitar un aventón. “Claro que sí, no hay problema alguno, la Yipeta
[1] es grande y entramos cómodamente los cuatro”. Antes de iniciar el viaje de retorno y una vez que estuvimos instalados en la lujosa yipeta, Monseñor solicito unos momentos para realizar una plegaria: “Pidamos al Señor para que nuestro viaje sea efectuado sin ningún inconveniente; para que Manuelito -el chofer de la yipeta- conduzca bien y sin inconvenientes; para que Manuelito tome todas las precauciones necesarias; para que Manuelito mire todos los obstáculos del camino; para que Manuelito, para que el Manuelito…” Frente a esta plegaria reiterativa, para que el Manuelito no cometa ninguna estupidez, me asuste y llegue en esos momentos a pensar que el tal Manuelito era un camarón cualquiera o un péndejo irresponsable.

¡No habrá otro chofer para reemplazar a este Manuelito! pensé en mi interior. ¡Creo que me bajo con cualquier pretexto! ¿Pero cómo regreso a casa?

No me quedó más que comprobar la pericia de Manuelito al frente del volante para tomar la decisión de bajarme o de continuar el viaje. Bastaron tres minutos para darme cuenta de que mis temores eran infundados. ¡Manuelito era un buen chofer y conducía súper bien! Me quede tranquilo y con Monseñor que estaba al frente del vehículo y la monjita que se había sentado a mi lado izquierdo, en el asiento posterior, iniciamos una conversación tan amena, pero tan amena que no se en que momento me entregue en los brazos de Morfeo.

Debo haber pasado algún tiempo completamente dormido, pero de pronto sentí que alguien me movía y tocaba mi brazo izquierdo. Todo adormitado, creo que llegue a pensar mal de la monjita dominicana…!se me está insinuando la bandida! Pero no era así, cuando me desperté, miré que dormía y por mal pensado, casi me voy como Condorito, cuando me di cuenta que Monseñor roncaba y el tal Manuelito dormía placidamente cogido del volante. ¡Carajo, que susto el que sentí en esos momentos! Estábamos en medio del carretero de Azua, en una vía que tiene unos 30 km en línea recta y el velocímetro de la yipeta marcaba 140 Km por hora. Del pánico que tuve, creo que le desperté abruptamente a Monseñor y claro, al despertarse, se dio cuenta que Manuelito nos conducía a una muerte segura. ¡Manuelito! Grito súper asustado ¡Despiértate!

Ante el grito aterrador de Monseñor, el tal Manuelito despertó y todo él adormitado, no sabía en esos instantes lo que tenía que hacer. El volante lo movía a la izquierda y a la derecha, y la yipeta ante estas maniobras, zizsageaba de un lado para el otro, a una velocidad increíble. En esos momentos de pavor, me di cuenta que al frente venía disparado y directamente hacia nosotros, uno de esos buses súper grandes de pasajeros. Deben haber sido los 10 segundos más largos de mi vida, los de máxima adrenalina, pero al verme frente a la muerte, -ya que el choque era eminente y debía producirse en cuestión de segundos-, algo en mi interior me dijo que saldríamos avantes.

Efectivamente, el otro chofer, el del bus, realizó una maniobra a tiempo y desvió su vehículo a su derecha, yendo a parar en un pantanal sembrado de arroz. ¡Nos salvamos de Milagro! Cuando el dormilón -por decir lo menos del guevoooon del Manuelito- logró controlar y detener la yipeta, me di cuenta que estábamos lívidos y con los pelos de punta -parados como se ven en las tiras cómicas-, teníamos un rechinar acelerado de los dientes y nos temblaban las rodillas. ¿Y la monjita? Seguía durmiendo tranquilamente. Ni siquiera se dio cuenta que estuvo a un paso de conversar con San Pedro para ver si la dejaban entrar...

Luego de que Monseñor se serenó, en tono lacónico me dijo: “Todavía el Señor espera algo de nosotros y por esa razón no nos llamó todavía”

La conclusión de la Bruja

Esa misma noche, al relatar mi odisea y sin entender cómo nos habíamos salvado, la Bruja concluyó: “Son las manos invisibles del Señor las que te salvaron en esta ocasión” explicándome dulcemente esos hechos incomprensibles que siempre pretendemos desconocer.

Ha pasado algún tiempo y todavía no se borran de mi memoria esos momentos de pánico, pero todavía me sigo preguntando, ¡qué es lo que espera el Señor de mí que hasta ahora me sigue protegiendo!


[1] Término dominicano referido a un vehículo de 5 puertas 4x4

sábado, 5 de enero de 2008

Memorias de mis putas tristes dolencias.



Escrita por un hipocondríaco incomprendido.

-1-

No crean que se trata de un plagio a la última obra de García Márquez, sino que consideré que el título era cabal para describir mis dolencias, que por sus características eran consideradas como tristes y lo de putas, por el hecho que como lo veremos más adelante, son realmente putas para este personaje, un capricorniano del 49 y no el noventón que se ufanaba de sus locos amores con la adolescente virgen Delgadina.

Habían pasado más de tres años consultando a los mejores y renombrados médicos del país y otros a los que visitaba gracias a los viajes que realizaba al exterior por motivos de trabajo. Estaba desesperado, ya que aparte de mis dolencias y achaques propios de mi vejez, mi familia, mis amigos y sobre todo mi dulce y tierna Bruja, -llamada así, porque siempre me anda prediciendo las cosas que me van a pasar- ya no me aguantaba más, por el hecho de que consideraba que mis supuestas dolencias eran un invento para jorobarle su vida.

La Bruja a diario me repetía ¡la paciencia tiene límites, mas aún cuando te estas gastando un ojo de la cara en las consultas del Metropolitano. ¡A esta situación hay que ponerle un punto final!, concluía cada vez que se refería a mis dolores imaginarios. Sin embargo me decía: “Bueno, hijito, ya te has hecho miles de exámenes de laboratorio abusando de Juan Carlos; resonancias magnéticas, radiografías y ecos a millar y no se que más exámenes te harás cada vez que sales de la casa. Ya solo te falta visitar al brujo Calazacón, ya que ningún médico que te ha visto te encuentra ningún problema. Tienes una salud de caballo y no das gracias a Dios, sino que te empeñas en creer que estas enfermo”.

Estas eran las dulces palabras y el aliento que recibía casi a diario por la costumbre de sentir un dolor lumbar de diferente intensidad cada vez que me levantaba de la cama, que cambiaba de lugar como le daba la gana, y al que ningún médico le atinaba, ya que unas veces me dolía y otras no, y cuando jorobaba se ubicaba en el lado izquierdo, otras en el derecho, arriba o debajo de mi espalda y como era porfiado hasta recorría por mi pecho haciéndome presumir que en poco tiempo me iba a liquidar.

Todo empezó hace tres años… Bueno, realmente hace más y mis dolencias salieron a flote en momentos en que mi alarma interna decidió conectarse para avisarme que algo malo me estaba sucediendo.

Trabajaba en el proceso de reconstrucción de vivienda en República Dominicana con USAID en una posición que requería resultados a la vista y en términos inmediatos. Los problemas y el estrés eran de todos los días. Los reconocimientos a mis esfuerzos no se hicieron esperar y junto a mi escritorio en mi casa está colgada la placa que señala lo meritorio de mi paso por ese país, considerado exitoso desde el punto de vista de la Institución a la cual serví con lealtad y dedicación. Sin embargo, no tengo la placa que señala las secuelas que dejaron mis largas jornadas de estrés y mis noches de insomnio que tuve que soportar para vencer las dificultades que se presentaban a diario.

Fue así, que en días previos a retornar a mi casa, amanecí con una molestia en mi espalda que se fue agravando con pequeños dolores testiculares. Decidí visitar por supuesto al mejor urólogo de Santo Domingo, quien después de haber ordenado y realizado una serie de exámenes radiológicos, determinó que no tenía ningún problema. ¡Tome una Vioxx cada seis horas y se sentirá bien!, así lo sentenció en forma determinante aquel galeno que ni siquiera se tomo la molestia de examinarme. La receta fue cumplida al pie de la letra y mis dolores aumentaron y se agravaron con dolores de espalda y molestias que no las había conocido anteriormente.

¡Necesito otro urólogo que dedique más tiempo a sus pacientes!, fue la conclusión a la que llegue en aquel momento. Efectivamente, me asesoré y visité a un prestigioso especialista dominicano en este tipo de problemas. Luego de los exámenes de rigor me manifestó categóricamente: “Usted lo que tiene mi estimado amigo es varicocele en sus testículos, problema que se resuelve a través de una simple operación”. Luego de que me explicó el sencillo proceso quirúrgico al que me iba a someter en términos inmediatos, muy asustado le pregunté: ¿Dr. cual testículo me va a operar? ¡El derecho ! Salí a la carrera de su consulta, ya que él que me dolía era el izquierdo. Mi cordura del momento impidió que aquel médico ufanado en engordar sus bolsillos, se ensañe con mis pobres…que definitivamente no merecían ser tratados de la manera propuesta.

Sin embargo de que me libre de esta cirugía porqué Dios es grande, no lograba librarme de mis dolores lumbares - testiculares que a esa fecha seguían en aumento. Es mi columna la que no resistió los constantes viajes que realizaba, pensé inmediatamente. Fue así que decidí visitar al mejor traumatólogo del país, quien después de escucharme y examinarme, decidió realizar una resonancia magnética. Las conclusiones a las que llego: ¡Usted tiene una columna normal para su edad. No veo razón alguna para sus dolores! En esos momentos, empecé a sentirme más mal de lo que me estaba sintiendo en esos días. ¿Será que tengo algo más grave y requiero visitar a especialistas gringos que tienen toda la tecnología para resolver problemas como los míos?

Las responsabilidades de mi trabajo impedían a que estos anhelos los pueda cumplir en términos inmediatos, sin embargo me realice varios exámenes en gringolandia con los mismos resultados. ¡Usted no tiene absolutamente nada! Ante estas circunstancias, empecé a visitar a un quiropráctico que casi me mata con sus torceduras, a distintos médicos, yerberos, curanderos y charlatanes y claro, ninguno de ellos atinaba con mis dolencias.

Ahora que ha pasado algún tiempo y puedo procesar algunas vivencias anteriores, entiendo que durante esa época entré en un proceso de angustia y desaliento. Mi Bruja siempre me dijo que la vida en Dominicana cambió mi forma de ser. ¡Siempre te encontrabas de mal genio, irritable y depresivo!

¡Nunca la quise escuchar, ya que he considerado que siempre tengo la razón!

De vuelta a mi país, me olvide por unos días de mis dolencias. Quizás el reencuentro con mis hijos, familiares y amigos y el proyecto de construir la nueva casa, habían desviado mi atención…Pero no fue así. Al poco tiempo, nuevamente esos dolores estaban minando mi espíritu. ¿Que hago? le pregunte a la Bruja. Ella muy preocupada por mis aflicciones, me recordó que quince años atrás, cuando por más de seis meses había sufrido de ojos secos, y que ningún oftalmólogo acertó y lo resolvió, un médico yerbero de Quito con sus pinchazos súper dolorosos que me realizó, en forma milagrosa me sanó. ¡Eso es, le visitaré nuevamente y pese a que tengo pavor a sus procedimientos criminales, creo que se resolverán mis achaques de mi vejez!

“A los años que vuelve a visitarme mi estimado arquitecto” me dijo amablemente. ¡Cual es su problema que le trae de vuelta?. Luego de realizarle el consabido relato de mis dolencias, me dijo: “necesito una radiografía panorámica de su dentadura”. ¡Pero Dr, los dolores que tengo son en mi espalda! ¿Que tienen que ver mi dentadura en este problema? pregunté muy preocupado. ¡Mi experiencia de más de veinte y cinco años en la profesión, me dice que los problemas lumbares están relacionados con molares enterrados!, argumentó radicalmente y algo molesto el galeno experimentado. Observé que estaba muy enojado, solamente por el hecho de haber cometido la insolencia y estupidez de realizar una pregunta que definitivamente no venía al caso. Efectivamente, me realicé la panorámica solicitada y ahí estaba la prueba palpable de mis dolencias: el molar derecho que nunca me salió, me estaba matando lentamente. ¡Tiene que operarse en términos inmediatos y sacarse ese molar, me dijo orgulloso una vez que su teoría médica se había comprobado!

Con estos antecedentes y ante la certeza de su diagnóstico, visité al día siguiente a un ilustre y reconocido cirujano máximo facial quien inicialmente se negó a realizarme esta cirugía. “Mire su molar enterrado esta justamente al lado de un nervio y si lo extraigo, usted tendrá problemas muy serios de sensibilidad”. ¡Se le chorreará la saliva y no va a sentir nada en ese lado de su boca!, me explicó preocupado. Ningún argumento científicamente esgrimido era válido en esos momentos. ¡Necesitaba extraerme mi molar derecho para sanar mis dolencias!. Tal era mi angustia que prácticamente le rogué para que me realice esta operación y ante mi pedido, se realizó y claro, hasta la fecha se me van las babas…no justamente por esta operación…, y por supuesto, mis dolores lumbares permanecieron y siguieron progresivamente minando mi espíritu, más no mi resistencia para seguir luchando. Sin embargo, en esos momentos ya eran considerados como síntomas de locura senil.

Por esa fecha la noticia de que el pana se estaba volviendo más que hipocondríaco, un maniático depresivo, había recorrido un largo camino. Pero claro, nadie se atrevía a decirme que estaba empezando a rayarse mi cocola. ¡Todavía mi situación era salvable y no merecía que se me interne en algún manicomio de la ciudad!

Bueno, pero no todos empezaron a creer que estaba rayado, algunos amigos y sobre todo mi hermana Paty, me recomendó que visite a un médico especializado en España en terapia neural. ¡Al Juanca le curo de un dolor de espalda, pinchándole la cabeza!, me dijo convencida de que su amigo iba a sanar mis dolencias. Por supuesto, yo ya estaba en su consulta y luego de algunas sesiones y de contestar preguntas hasta de la forma de cómo mi mamá me alumbró, descubrí muy a mi pesar, que todos esos pinchazos que me dolían hasta el alma, no iban a dar los resultados esperados. Opté por agradecer sus servicios y nuevamente entré en la lucha por buscar un médico que definitivamente descubra que de ninguna manera estaba loco ni rayado. ¡No estoy chiflado aducía diariamente, me duele la espalda carajo y nadie me quiere creer!

Mira, me dijo otro amigo, el Metropolitano cuenta con los mejores especialistas del país. El médico que atiende a mi mujer es uno de los mejores y logrará descubrir tus dolencias, ¡si las tienes! acotó seriamente. Ya como ustedes podrán apreciar, mi fama de hipocondríaco había pasado las fronteras de mi círculo familiar.

Visité aquel médico famoso y luego del relato correspondiente de cómo empezó y como me sentía, me manifestó: Tiene que confiar en mí y en la ciencia médica. Su problema es muy simple, usted lo que tiene es una neuritis crónica en su espalda y para esa dolencia existe un medicamento antiguo, barato y muy efectivo. ¡Triptanol en dosis altas, combinado con Vioxx! Al poco tiempo me quedaba dormido cuando estaba parado y despierto cuando estaba acostado. No me dolía mi espalda porqué no sabía que la tenía…había entrado en un proceso que me transformó en un ser sin aspiraciones y sin emociones y claro, tampoco a la Bruja le respondía…Preocupado por esta situación, le pregunte si la medicación que me estaba matando, minaba también mi hombría…! Bueno, eso es lo malo que tiene el triptanol me dijo, pero no se preocupe, le doy una receta para que compre la píldora azul y fin de sus problemas. Me quede pensando, si ese era el camino de mi salvación…, pero Diosito es grande, al poco tiempo descubrí nuevamente que mis dolencias en la espalda no se habían ido a pesar de que me estaba auto eliminando siguiendo sus consejos y tomando esa medicación.

No quiero relatarles lo que vino después, ya que quiero olvidar los argumentos del por qué su receta no funcionó. Pero todavía recuerdo los sentimientos y sensaciones de esa noche, que para justificar su incompetencia me dijo: “si el triptanol lo le ha funcionado, usted podría tener un cáncer” Lo malo de esa sentencia, fue que pase una de las Navidades más tristes de mi vida, pensando que serían las últimas que compartiría con mi familia. Lo bueno fue, que una vez que me realice todos los exámenes de rigor y no encontraron ninguna evidencia de que tenía esta terrible enfermedad, miro las cosas de otra manera.

-2-

En estos momentos estoy en Kansas, esperando el nacimiento de mi nieta, seguramente otra brujita, que junto a su madre y abuela me mantendrán a la raya. Estoy justamente sufriendo un encerrón en un departamento, ya que afuera el clima en diciembre es inhumano. Sin embargo, el lugar en donde me encuentro escribiendo estos relatos es muy cálido y me han inducido a meditar que ¡afuera esta nevando y hace mucho frío y sin embargo estoy confortablemente abrigado!

¡Me siento bien y por tanto, he decidido seguirles aburriendo con el relato de mi memoria de mis tristes putas dolencias!

Ya por esas fechas que estoy recordando, mis dolores lumbares se habían agravado a tal punto, que mi espalda tenía huellas palpables de desgarres musculares y de pequeños hinchazones o bolas que según los especialistas médicos eran producto del ácido láctico que se emanaba de mi musculatura lumbar. ¡La gordura le está ocasionando esos problemas!, me diagnosticaron plenamente convencidos del origen de mis dolencias. Luego vinieron varias sesiones de terapia física, de ejercicios, nadadas, caminatas diarias y de dietas rigurosas que me estresaban sobremanera y nada de encontrar una cura a mis dolencias.

Para esa fecha, parte de la familia estaba preocupada por mi situación y otra me recomendaba visitar a un siquiatra para solventar mis problemas. Gladys, mi hermana mayor a quien respeto por sus sabios consejos que en la vida me ha dado, no sabía que decirme, sin embargo era notoria su preocupación, más aún cuando en un viaje corto que realizamos, de pronto me sentí mal y me quede lívido por la intensidad de mis dolores testiculares que como siempre muy jodidos, aparecían de pronto y sin previo aviso.

Visitas nuevamente a médicos especializados y claro, el urólogo que me atendió no encontró absolutamente nada, luego de realizar varios exámenes en la próstata y del resto de órganos que pudiesen responder a las dolencias manifestadas. Siguieron varias visitas a gastroenterólogos, que luego de exámenes de laparoscopia y endoscopía me encontraron problemas de gastritis y colón irritable, pero ninguno relacionado con mis malestares lumbares testiculares. Posteriormente busqué la ayuda de neuro cirujanos, traumatólogos, reumatólogos, homeópatas, energéticos, sexólogos y no se que especialidades mas, algunos conscientes y con ética profesional y otros definitivamente de ingrata recordación.

Tuve por supuesto varios diagnósticos: lumbalgia, columna escoliada, efecto charnela, gordura crónica, locura senil y otras enfermedades que por sus nombres raros ya no las puedo recordar. Por supuesto, mi casa guarda todavía algunos aceites de árnica, ungüentos y balsámicos, relajantes musculares y todo tipo de pastillas desinflamatorias que seguramente me aliviaban y me mataban a la vez.

Seguía en proceso mis dolencias que cada día me estaban matando por la angustia de no saber que mismo tenía y como las iba a resolver. Por lo menos, daba gracias al Señor de que no tenía nada grave, ya que conocía luego de los múltiples y costosos exámenes que me habían realizado, que no adolecía de ninguna enfermedad terminal. Esos diagnósticos esperanzadores me dieron ánimos para seguir en la lucha diaria de encontrar una solución a mis tristes y…

Dice el adagio popular, que Dios tarda pero no olvida y seguramente por las oraciones que mi Bruja realiza todos los días cuando sale de la casa de madrugada para pedirle al Señor que se acuerde de este pobre ciudadano, un día me encontré con un buen amigo. Conversando con él le relate mis dolencias y naturalmente, sus deseos de ayudarme le llevaron a darme una mano. “No te preocupes, conozco a un amigo, gran médico acupunturista que estudio en la China y voy a pedirle su intervención”.

¡Que hago, pensé en esos momentos!, si ya anteriormente había fracasado en mis intentos de sanación .¡Pese a ese panorama nada halagador, un día decidí visitar al médico amigo de mi amigo!

¿Cuénteme que le sucede? Creo que mis ánimos estaban completamente minados y sin embargo le explique brevemente mis dolencias, tal vez prejuiciado o a la defensiva para no desilusionarme una vez más si no encontraba la cura tan ansiosamente buscada.

Luego de escucharme y de haber realizado su diagnostico, de una manera sencilla y clara me manifestó; “Usted durante gran parte de su vida, ha venido cargando una mochila de piedras”. ¿Qué me quería decir con eso de mochila de piedras? me quede meditando.

Mi Bruja si entendió inmediatamente su mensaje. ¡Tu forma de ser es el que te juega mal todos los días!, pero no me creías. “Ahora sí, vas a ver que desde hoy tus dolencias van a mejorar” La sentencia de mi Bruja y la confianza que me brindó desde el primer día el médico amigo, cambiaron el rumbo de mi vida.

Paso un tiempo para entender el mensaje que me quería transmitir. Hoy miro clara y contundentemente el significado de esa mochila cargada de piedras y los efectos y secuelas que había ocasionado en mi vida.

Procuro que todos los días sean de profunda reflexión y meditación ya que todo está perfectamente claro. Mis tristes y putas dolencias son fruto de mis angustias, pesares, iras reprimidas, temores diarios en que había vivido y no sería nada raro, que hayan sido secuelas de algunos traumas de mi niñez y de otras carencias sufridas en el pasar de los años. Es mi teoría no comprobada por supuesto, que las consecuencias en otros casos son más graves: diabetes, cáncer, strokes coronarios y cerebrales, amnesias temporales, alzheimer y otras enfermedades que nos están matando diariamente.

Hoy estoy logrando superar mis putas y tristes dolencias, gracias a la reingeniería dada a mi vida. Mi Bruja y mi médico, ese hombre sabio y sencillo, ese invalorable amigo han contribuido a este proceso, valorando sobremanera los regalos que el Creador me entrega diariamente, comprendiendo y entendiendo sobre todo, que ¡afuera esta nevando y hace mucho frío y sin embargo, yo estoy confortablemente abrigado! *

* Dedicado a mi médico amigo el Dr. Omar Vallejo V. que con su sabiduría médica, sus consejos y sus pinchazos, han posibilitado que cada día vaya superando mis putas y tristes dolencias.

Ojalá el mensaje de este relato llegue también a mis amigos nerviosos, perfeccionistas, enojones, fúricos, depresivos, ansiosos, workcoholics que no disfrutan de esta vida.